Los últimos meses, marcados por la pandemia y las invitaciones a la movilidad, han supuesto un importante aumento de la inversión de miles de familias en obras de mejora en sus hogares. Nos hemos dado cuenta de la importancia de vivir en un ambiente agradable, y por eso estamos más dispuestos que nunca a gastar dinero en ello.
Parece que esta tendencia ha llegado para quedarse, por mucho que en este momento sea más sencillo viajar de lo que lo fue el verano pasado: muchas familias seguirán optando por quedarse en casa este 2021 o por moverse tímidamente en un entorno cercano. En general, siguen siendo tiempos de inversión en productos de terraza, como pueden ser las piscinas hinchables o instalables sobre el suelo.
Sin embargo, conviene tener mucho cuidado con este tipo de elementos exentos. Toma nota de por qué no es recomendable poner una piscina en tu terraza si no tienes claro cuánto peso puede soportar su superficie.
Durante los últimos meses y, en concreto, desde que comenzó el confinamiento y las medidas limitantes de la movilidad en 2020, han aumentado exponencialmente las compras relacionadas con elementos de exterior: mesas y sillas de terraza, parasoles y pérgolas… y también piscinas de plástico o piscinas prefabricadas, preparadas para instalarse tanto sobre suelo firme como en azoteas y terrazas.
Eso sí, especialmente en los dos últimos casos, al tratarse de suelos sujetos por una estructura arquitectónica, será necesario tener en cuenta cuál es el peso máximo que puede soportar la superficie, con el fin de evitar posibles derrumbamientos que podrían resultar potencialmente mortales. Y es que es posible que una persona sin conocimientos en esta materia piense que cualquier suelo lo soporta todo: nada más lejos de la realidad y, ante la duda, es mejor ser conservador y reservar los días de piscina a espacios verdaderamente acondicionados para ello.
Lo cierto es que cada año, y quizás con más razón que nunca durante el pasado verano 2020 y el actual verano 2021, los distintos colegios de arquitectos repartidos por toda España advierten sobre los peligros de la instalación de piscinas en la terraza. De hecho, los derrumbamientos en terrazas y azoteas no son extraños, algo que cobra sentido si tenemos en cuenta que este tipo de estructuras no suelen estar pensadas para soportar el peso de litros y litros de agua. La consecuencias de un derrumbamiento del suelo pueden ser nefastas tanto para quienes instalaron la piscina como para quienes residan en el piso inferior. Cabe la posibilidad de quedar sepultado entre los escombros generados no solo por el suelo, sino también por las paredes adyacentes.
Ante la duda, lo mejor es consultar cuál es el peso que puede soportar tu suelo y tener en cuenta el peso que adquieren estas piscinas una vez llenas de agua, algo que el fabricante debe indicar por seguridad. Es habitual que los consumidores no reparen en ello o que no consulten a un profesional previamente por pensar únicamente en el peso vacío de este elemento, o bien por subestimar hasta qué punto éste puede aumentar al llenarla de agua.
En general, la instalación de una piscina en la cubierta de una vivienda, por muy pequeña que sea, entraña siempre un riesgo, si bien no es lo mismo una piscina de plástico para niños pequeños que una de dimensiones mayores para una familia completa.
La regla de oro para hacerte una idea del peso que puede soportar tu suelo es que, por ley, cada metro cuadrado forjado de una vivienda debe poder soportar un peso de 200 kilos, algo que debería bastar para muebles y personas. Sin embargo, el agua contenida en una piscina suele superar con creces este límite máximo.
Así, un metro cúbico de agua equivale aproximadamente a una tonelada (en concreto, la densidad del agua es de aproximadamente 997 kg por metro cúbico, lo que significa que hay 997 kg por cada metro cúbico de agua), por lo que si, por ejemplo, instalamos una piscina de 2x2, la sobrecarga sería de nada menos que 4 toneladas.
También es importante distribución de esta carga en el espacio: no es lo mismo una piscina con poca altura distribuida en una superficie amplia que una piscina con mucha profundidad concentrada en una superficie pequeña. Lo normal es que resulte más peligrosa la segunda opción, ya que estaremos concentrando todo el peso en punto concreto. Además, influirá la cercanía o lejanía de elementos estructurales que soporten una mayor carga.
En definitiva, decidir instalar una piscina en nuestra terraza implica consultar los planos de la vivienda, el peso soportable por la estructura y, con toda probabilidad, consultar a un profesional que pueda realizar los cálculos necesarios y recomendarnos un peso máximo. En cualquier caso, y por tu seguridad y la de familiares y vecinos, evita tomar decisiones sin dar estos pasos previos.