El rastro de Yulia Moiseyenko se perdió en 1999 cuando hacía un viaje familiar desde Minsk a una ciudad del este del país. Acabó en Rusia y no pudo regresar con sus padres porque solamente recordaba sus nombres de pila.
"El problema fue que la Policía bielorrusa me buscó solo en Bielorrusia y en Rusia no había información sobre ninguna niña desaparecida", ha explicado Moiseyenko, en declaraciones recogidas por la agencia de noticias RIA Novosti.
Moiseyenko, ya de 24 años, se crió en un orfanato ruso, pero el mes pasado una amiga encontró un aviso en Internet sobre una persona desaparecida que encajaba con su situación y se puso en contacto con las autoridades bielorrusas.
Las pruebas de ADN confirmaron su verdadera identidad. "Hemos vivido con esperanza estos 20 años, hemos vivido con la esperanza de encontrarla", ha dicho la madre de Moiseyenko, Liudmila.