Segunda jornada de la cumbre del G7 en Biarritz. Hoy tocaba hablar de seguridad, con el tratado nuclear iraní de fondo, y de comercio internacional. Parece que tras los ataques vía Twitter de los últimos días, Donald Trump ha intentado rebajar el tono y calmar algo las aguas. Sin embargo, con un G-7 más dividido que nunca, con el único que Trump muestra sintonía es con el nuevo primer británico Boris Johnson.
En la cumbre del desacuerdo, aparece que hay dos líderes con mucho en común, Trum y Johnson se llevan bien y lo exhiben frente a las cámaras procesándose una serie de halagos como "todo el mundo sabe va a ser un Primer Ministro fantástico" o "Johnson sí es el hombre perfecto para el Brexit".
El objetivo es claro, lograr un acuerdo comercial entre ambos cuando Reino Unido rompa con Bruselas. Trump ha asegurado que será el mejor acuerdo que ha tenido el país con Reino Unido.
Entre las cuestiones espinosas de la reunión aparece Rusia, a quien EE.UU está dispuesto a incorporar de nuevo al G7 y el resto no.
Macron intenta salvar la cumbre como sea, buscar puntos en común, por ejemplo para evitar una crisis nuclear con Irán. Los líderes del G7 quieren que Macron sea el mediador con Teheran, aunque Trump vuelve a desmarcarse.
Pedro Sánchez llegará esta tarde a Biarritz para la cena de gala como invitado especial de Macron. Antes tendrá tiempo para reuniones bilaterales. Es la segunda vez que España participa en el G7 tras la invitación a Zapatero hace 10 años.