Señoras y señores con ustedes, los superhéroes del G7 dispuestos a combatir la desigualdad de género. Así los ven las ONGs, líderes llenos de promesas que nunca se hacen realidad. Macron vende en Biarritz un G7 diferente, con un objetivo muy concreto aunque las ongs no se fían. Dicen que el propio G7 es el problema, no la solución: "La política fiscal elegida por Macron ha beneficiado al uno por ciento de los más ricos, en detrimento de los que tienen menos".
Cada dos días, según OXFAM, surge un millonario, frente a los 900 millones de personas, con menos de 2 dólares al día. Ya hace dos años, el G7 se propuso combatir el problema, pero quedó en nada. No llegó ni un solo compromiso contra la desigualdad.
Ni la lucha contra los paraísos fiscales, ni la imposición de un impuesto a todas las multinacionales está en la agenda del G7. De momento, solo hay gestos, como la invitación a seis países africanos a la cumbre. En cuanto a igualdad de género, Francia quiere lograr un objetivo: que los siete más ricos, todos ellos, se comprometan a implementar al menos una ley feminista cuanto antes. Sin embargo, la sociedad civil seguirá vigilante para parodiar o no a los superhéroes.