Finlandia el país de los 60.000 lagos de las auroras boreales y del hogar de Papá Noel no es un país normal, y no lo es, no porque según la ONU, sea el país más feliz del mundo o porque el 80% de las familias finlandesas acudan a las bibliotecas los fines de semana, y su sistema educativo encabece desde hace casi 20 años el ranking de calidad en Europa.
Finlandia no es un país normal, porque esta semana ha formando un gobierno extraordinario
fuera de lo común, y no solo porque su primera ministra sea una mujer, sino porque la socialdemócrata, Sanna Marin, a sus 34 años es la mandataria más joven del mundo, pero además, su gobierno está formado por cinco partidos, liderados por cinco mujeres de las que solo una supera los 35 años. "Creo que la gente mira los hechos. Les hemos prometido un cambio. Ahora es el momento de cumplir las promesas y, a través de los hechos, se puede restaurar la confianza", señala Marin.
Una coalición integrada por socialdemócratas, verdes, Alianza de Izquierdas, Partido de Centro y Partido Popular sueco con un objetivo, aislar a Los verdaderos finlandeses, el partido de la ultraderecha nacionalista, que fue la segunda fuerza más votada en las elecciones del pasado mes de abril.
"Queremos que Finlandia sea un país donde cada niño pueda convertirse en cualquier cosa y todos puedan vivir y envejecer de manera segura y feliz. Vamos a estar activos en (la) Unión Europea y en todo el mundo. Queremos crear estabilidad. El nuevo gobierno comienza su trabajo. Tengo una semana ocupada. Asistiré al Consejo Europeo en Bruselas y me reuniré con mis colegas europeos por primera vez. Me alegra ver la atención internacional hacia Finlandia. Esta es nuestra oportunidad de decir quiénes somos y qué tipo de país es Finlandia", explica Marin.
"Presento a la generación más joven, pero por supuesto, en lo que respecta a las redes sociales o Instagram, creo que soy un individuo, una persona, una persona real también, a pesar de que soy un primer ministro. Entonces no cambiará mi forma de comportarme. Por supuesto, tengo que tener cuidado con lo que digo porque puede representarse como todo el gobierno, pero aún soy una persona y lo seré en el futuro también ", añade.
"Haremos el bien para la sociedad en su conjunto si las personas se dan cuenta y conocen a las personas que están haciendo política. Qué tipo de música nos gusta, qué hacemos durante nuestro escaso tiempo libre. Porque creo que es algo que extrañé del debate público y de la política durante mucho tiempo. Somos humanos, todos nosotros ", comenta Li Andersson, ministro de Educación finlandés.
"Requiere mucha discusión entre los partidos del gobierno ya que los cinco partidos tienen un programa conjunto del gobierno que los une como si fueran pegamento. Creo que la gente mira las acciones. Le hemos prometido un cambio a la gente. Ahora es el momento de redimir las promesas y, a través de los hechos, se puede restaurar la confianza", destaca Marin.
"Mi atención se ha centrado más en cuestiones prácticas. No he seguido muchos periódicos, pero sé que el nuevo gobierno y el nuevo primer ministro han llamado la atención fuera de Finlandia", responde la primera ministra de Finlandia a la pregunta sobre qué opina sobre la atención internacional que le rodea.
La primera ministra 'milenial' como así la llaman los medios fue concejala a los 22 años, esta casada y tiene dos hijas. Se crió en una familia homoparental, décadas antes de que la ley finlandesa reconociera el matrimonio homosexual. Su madre es lesbiana y se separó de su esposo alcohólico poco después del nacimiento de Sanna.
El Ejecutivo, no es ni mucho menos paritario. De 19 carteras ministeriales, 12 pertenecen a mujeres
sobre todo las de mayor relevancia. La presencia de mujeres en la política finlandesa, viene de lejos
de hecho su parlamento fue el primero en 1906, no sólo aprobar el sufragio universal, sino también el derecho de las mujeres a presentarse como candidatas y así fue como a principios del siglo pasado Miina Sillanpää se convirtió en la primera mujer ministra de Europa.
El gobierno más femenino del mundo pretende llevar a cabo un programa con un marcado carácter social y progresista que contempla un aumento de la recaudación fiscal y un mayor gasto público en educación, sanidad, pensiones y prestaciones sociales. Pero no todo es de color de rosa en el país más feliz del mundo.
En Finlandia con una población de solo 5 millones y medio de habitantes cada año 50.000 mujeres sufren violencia sexual, según el informe del Consejo de Europa, elaborado por Amnistía Internacional.
Sus anticuadas Leyes sobre violación impiden que la mayoría de estos 50.000 delitos anuales
sean llevados ante la justicia en 2017, solo se dictaron 209 sentencias condenatorias. La reforma de estas leyes que favorecen la impunidad de los agresores sexuales será otra de las prioridades de este Ejecutivo tan femenino como extraordinario.