Cientos de hombres, mujeres y niños, padres con sus hijos, algunos bebés, se lanzan a la desesperada. Tratan de entrar en México cruzando el río Suchiate. La mayoría vienen de Honduras y El Salvador.
Llevan dos días retenidos en la frontera con Guatemala y están al límite de sus fuerzas. Pero en la otra orilla, les esperan cientos de efectivos de la Guardia Nacional mexicana. Un auténtico muro humano.
Se viven momentos de tensión. Los migrantes lanzan piedras y los agentes cargan contra ellos. El dispositivo frustra las ilusiones de todas estas personas.
Tras los enfrentamientos, los agentes de inmigración detienen a decenas de migrantes dispersos por los caminos y los ponen rumbo a la deportación. México parece determinado a cumplir sus pactos con Estados Unidos. Y hay más centroamericanos en camino. Según Guatemala, más de 4.000 personas han entrado desde Honduras en los últimos días.