Vivimos unos tiempos en los que nos hemos dado cuenta de lo dependiente que somos. Al comienzo de la pandemia no éramos capaces ni de fabricar mascarillas. Ahora sufrimos unos precios disparados de la luz por nuestra dependencia energética, a esto se suma el parón que han sufrido nuestras fábricas porque no encuentran semiconductores para sus cadenas de montaje.
Sin embargo hay una dependencia casi desconocida y, sin embargo, mucho más peligrosa: el de las semillas. Nuestros agricultores, siembran las distribuidas en su mayoría por grandes multinacionales. Ahora sus precios han crecido, al igual que otros suministros para la agricultura. De hecho, la cesta de los alimentos ha llegado a su punto más alto en una década.
¿Qué pasaría, si como ha sucedido en otros casos, tuviésemos una crisis de suministro sin semillas? Entonces sería fundamental recurrir al Centro de Recursos Fitogenéticos del el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) organismo público perteneciente al Ministerio de Ciencia e Innovación.
Agricultores como Javier De Diego en Luzón (Guadalajara) se queja como tantos otros del mercado de semillas. Las multinacionales han invertido en investigación para que las semillas sean más productivas, una investigación de varios años. Los agricultores pagan al comprarla pero, y vuelven a pagar si usan la semilla, la segunda generación, que nace de esa planta.
Los agricultores españoles pagaron el año pasado por esta especie de “derecho de autor de semillas” unos 30 millones de euros. Si la reutilizan sin pagar el canon les multan. Al final, el mercado hace que se pierda variedad de semillas. Como dice Luis Guasch: “Si tenemos pocos proveedores ese material puede ser sensible. Además esas semillas que producen las multinacionales las realizan para que sirvan en un montón de países por lo que se pierde variedad y adaptación al terreno concreto de cada región. Además, al no estar adaptadas a cada terreno concreto necesitan más fertilizantes y recursos que las autóctonas”.
Ya paso en el SXIX en Irlanda con la hambruna provocada por una plaga que acabó con las patatas o en el XX con la filoxera la plaga que casi acaba con las vides en Europa. Por eso, es vital la reserva del centro de recursos fitogenéticos donde conservan casi 70 mil variedades de semillas.
De hecho, los agricultores que lo desean pueden solicitarles semillas para sus plantaciones. Aquí no se paga canon ya que son las semillas que cultivaban nuestros antepasados. Pueden solicitarlas a través de esta web https://bancocrf.inia.es/es/ o en el siguiente correo electrónico martin@inia.es