Un jurado de Colorado, en Estados Unidos, ha declarado culpables de homicidio por negligencia criminal a dos paramédicos acusados de inyectar un fuerte sedante a Elijah McClain, un joven afroamericano de 23 años que acababa de ser detenido por la policía de la ciudad de Aurora solo por parecer sospechoso.
El veinteañero falleció tres días después en el hospital a causa de la inyección, sufriendo concretamente una sobredosis de ketamina.
Los hechos se remontan exactamente a 2019, cuando el joven de raza negra fue arrestado en la calle por tres policías blancos. Fue sometido de forma violenta en el suelo y poco después llegaron los dos paramédicos ahora declarados culpables.
Ambos le suministraron un potente sedante para calmarlo y, tres días después, el 30 de agosto de 2019, perdía la vida en un hospital debido a esto.
El suceso causó una gran conmoción y volvió a generar múltiples protestas contra el racismo en Colorado, derivando incluso en una reforma de la policía en el suburbio de Denver.
Ahora, los dos paramédicos, Peter Cichuniec y Jeremy Cooper, han sido considerados culpables de la muerte del joven, cuya autopsia fue concluyente al determinar que murió por sobredosis de ketamina.
Además, Cichuniec, que también fue declarado culpable de un cargo de agresión, fue puesto en prisión preventiva por el juez, mientras que Cooper permanecerá en libertad bajo fianza, según informa EFE.
Respecto a los tres agentes de policía que le detuvieron cuando el joven caminaba hacia su casa desde una tienda con una bolsa con latas de té helado, y tan solo por el hecho de que su perfil coincidía con el de un sospechoso, solo uno fue declarado culpable de homicidio.
Concretamente, son Randy Roedema, Nathan Woodyard y Jason Rosenblatt, y solo el primero fue culpado por ese cargo, mientras los otros dos fueron absueltos.
Más allá, en 2020, dos agentes de la policía de Aurora fueron despedidos por haber enviado a Rosenblatt una fotografía en la que recreaban de forma sarcástica el estrangulamiento en el lugar donde fue arrestado McClain, al que sometieron en el suelo mediante una técnica de control conocida como "restricción carotídea", que bloquea el paso de la sangre al cerebro y puede causar un breve período de inconsciencia.
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