Es la primera vez en democracia que un gobierno recurre a verificadores internacionales para negociar con otros partidos políticos. Solo pasó con la misma fundación, Henry Dunant para escenificar el final de ETA, una organización terrorista. No hay casos de verificadores internacionales entre partidos políticos de un país miembro de la Unión Europea.
El Centro para el Diálogo Humanitario, con sede en Ginebra, ha sido el acordado por PSOE y Junts para "acompañar" sus negociaciones sobre el futuro político de Cataluña fruto del pacto que permitió la investidura de Pedro Sánchez.
La cuestión es que en esta ocasión no son dos países o dos facciones en guerra, sino partidos de un país democrático como España, que se citan en el extranjero y ante un mediador para tratar de resolver "un asunto doméstico", no deja de insistir el Gobierno.
Organismos como la Comisión de Verificación Internacional o el mismo Centro para el Diálogo Humanitario tuvieron un papel en la escenificación del fin de ETA. Expresidentes como Zapatero o González han ejercido una labor mediadora en conflictos internacionales como el de la dictadura venezolana y sus opositores, o el del gobierno colombiano y las guerrillas. Nada que ver con la internacionalización ahora del conflicto con el independentismo catalán.
Paradójico que la mediación en este caso recaiga en un organismo que lleva en su nombre el de Henry Dunant, primer premio Nobel de la Paz, como fundador del Comité Internacional de la Cruz Roja, surgido a finales del siglo XIX para socorrer a los soldados heridos en las guerras sin importar su bando.