Continúa la investigación repleta de incógnitas sobre quién está detrás de los grupos de WhatsApp escolares con contenidos e imágenes de un alto contenido violento pornográfico y homófobo. Los primeros casos y los más numerosos, una docena, se han destapado en el País Vasco.
Es la madre de una menor de este centro de San Sebastián quien da la voz de alarma. Su hija le cuenta que la han metido en un grupo de WhatsApp con contenido extremadamente violento y pornográfico.
Desde pornografía hasta insultos vejatorios, sexistas y homófobos. Arranca la investigación y se detectan dos grupos distintos. Bajo los nombres 'Meter gente hasta llegar al millón' y 'Meter gente hasta que nos hagamos famosos', los chats se nutren mayoritariamente de alumnos de 1º y 2º de la ESO de hasta siete centros de Guipúzcoa.
Horas después aparece un tercer chat con el nombre 'Añadir gente o te pego', que involucra a alumnos de Vizcaya e, incluso, Cantabria y que nuevamente invita a los jóvenes a agregar de forma masiva a sus amigos y conocidos.
En total, más de un millar de menores de entre 11 y 16 años de una docena de colegios, aunque las autoridades no descartan que puedan ser más.
La investigación apunta a que los grupos estarían gestionados por adultos ajenos a los propios centros y a que existen desde hace dos semanas, pero de momento no hay detenidos ni se conoce la edad específica de los administradores. Con todo, las denuncias continúan aumentando. Además, desde este jueves también salpican a centros madrileños.
Los padres de tres menores de Ciudad Lineal denunciaron el jueves en comisaría que sus hijos habían sido añadidos a otro grupo. Los afectados, niños de entre 11 y 12 años.
Ayer viernes llegaron dos nuevas denuncias presentadas por padres en el cuartel de Las Rozas y otra más en el de Tres Cantos. La situación afecta a menores de entre 11 y 14 años, aunque los investigadores no relacionan directamente lo sucedido en el País Vasco con los nuevos casos en Madrid. Los expertos recomiendan salir inmediatamente del grupo pero sin borrar el contenido para facilitar la investigación del contenido y sus responsables.
Los hechos reavivan el eterno debate sobre el tipo de uso y exposición que deben tener los menores al teléfono móvil.