Hay un tipo de estafas especialmente poco visibles: las que mezclan sentimientos y dinero. Los timadores se ponen en contacto con sus víctimas a través de aplicaciones para conocer gente. Cuando ya han creado una relación, empiezan a pedir dinero a la otra persona.
En muchos casos las víctimas no denuncian o tardan en hacerlo por vergüenza. Blanca Frías, estafada por un italiano al que conoció por una aplicación, dio el paso y consiguió ganar el juicio. Ahora ha creado una asociación para defender a quienes han pasado por la misma situación.
Su abogada, Emilia Zaballos, asegura que hay un modus operandi especialmente frecuente: "Los estafadores crean una situación de urgencia: están en un hospital extranjero o tienen un camión con mercancía en la aduana y necesitan dinero para desbloquear el negocio".
Aseguran que les llaman personas de todas las edades y que la proporción de hombres y mujeres es más o menos igual. Sin embargo, sí han notado que los hombres denuncian que les han estafado cantidades más altas. "Hemos recibido denuncias de 100.000, 450.000 y 500.000 euros", dice.