Doce días después del terremoto en Siria y Turquía, más de un millón de personas siguen sin hogar o porque se han venido abajo o porque sufren daños severos que hacen peligroso volver. Es el caso de Tony Hamwi, un joven sirio de 27 años, con el que ‘Cuatro al día’ ha hablado. Él y su familia improvisan cada noche para buscar un sitio donde dormir en Alepo, una pesadilla tras haber sobrevivido a 12 años de guerra.
“Lo que estamos pasando es muy fuerte”, expresa sin poder contener la emoción. “Todavía me acuerdo de cuando pasó todo. Nosotros estábamos demasiado asustados. Nuestras casas eran el lugar más seguro, pero ahorita nosotros estamos asustados de estar en nuestras casas”, lamenta.
Como su casa, llena de grietas, ya no es segura; cada día busca un refugio para dormir: “A veces duermo en la iglesia, en el refugio, pero si por ejemplo yo veo que llegó un niño con su madre o un señor mayor, inmediatamente, le doy mi colchón, le doy todo”.
La vida se ha detenido en Alepo, una de las zonas más afectadas. No hay colegio, tampoco universidad, la prioridad es ayudar a quienes lo han perdido todo. “Las mujeres, la gente mayor está cocinando en las iglesias, los refugios, las mezquitas”, cuenta.
Tony representa a una generación golpeada. Fue jugador de la selección nacional de baloncesto. La guerra le obligó a emigrar a Venezuela y regresó a Siria para formarse como técnico dental. Hoy no sabe si podrá recuperar su puesto de trabajo porque solo trata de “sobrevivir día a día, ya no puedes decir más nada. Estamos viviendo día a día”.
Por ello, pide ayuda a la comunidad internacional. En concreto, urge a “levantar las sanciones económicas para poder trabajar bien y arreglar nuestras casas”.
“Yo solamente quiero ayudar a mi familia. Estoy pidiendo ayuda pero no con dinero, sino con trabajo. Yo no quiero dinero sin trabajar yo puedo hacer lo que sea, solamente, vivir mejor, un poquito mejor”, suplica quien a sobrevivido a doce años de guerra y, ahora, al terremoto.