La cifra de víctimas mortales en el ataque con un misil ruso en la tarde de ayer a un edificio residencial de varias plantas en la localidad ucraniana de Dnipro ha aumentado a 29, entre ellas un niño. Además, hay más de 70 personas heridas, según han informado este domingo las autoridades locales. Mientras, se sigue buscando a supervivientes.
Se teme que el balance sea mucho más trágico, en lo que podría ser el peor ataque de Moscú contra civiles en diez meses de guerra. De la noche a la mañana, más de 1.600 personas se han quedado sin su casa y han salido con lo puesto y con bolsas de basura en las que han metido lo poco que han podido recuperar. No volverán a sus hogares por el miedo a que lo que queda de edificio se acabe derrumbando tras el brutal impacto.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha planteado la necesidad de que sus aliados occidentales le entreguen más armas para combatir el "terror de los misiles rusos", en referencia al último proyectil en Dnipro, ciudad donde las autoridades han declarado tres días de luto.
"Esas armas que están en los almacenes de nuestros socios y que están esperando nuestros soldados" son, según el mandatario, la mejor manera de "parar" a las tropas del Kremlin. "Desgraciadamente, no hay otra forma de frenar a los rusos si no es en el campo de batalla, en Ucrania", ha argumentado.
Así, Zelenski ha asegurado que durante la jornada se han registrado impactos de "más de 30 misiles", de los cuales "más de 20 han sido derribados". "Son cientos de vidas salvadas", ha destacado.