Ozempic, un fármaco indicado para personas con diabetes tipo 2, la adquirida, escasea desde hace meses en las farmacias de todo el mundo, incluidas las españolas. El motivo no es otro que un aumento exponencial de la demanda, auspiciada en parte por influencers que han desatado una peligrosa euforia en redes sociales por su gran efecto adelgazante. Por otra parte, la Sanidad española está colapsada ante la falta de sanitarios y los virus invernales.
Expertos lanzan un mensaje de tranquilidad a los diabéticos porque cuentan con alternativas a este fármaco, pero es importante que contacten con su médico para hacer el cambio de tratamiento mientras se restablece el suministro de Ozempic, que empezó a dar problemas el pasado octubre y que se calcula que se normalice entre marzo y abril.
El principio activo de Ozempic es la semaglutida, una molécula que comparte con otros dos medicamentos: Rybelsus, que se administra de forma oral, y Wegovy, que, como el primero, es inyectable.
Cambian sus indicaciones: los dos primeros están autorizados para personas con diabetes tipo 2 y obesidad como complemento de la dieta y el ejercicio mientras que el tercero tiene la aprobación en Estados Unidos y en Europa para el tratamiento de la obesidad de personas con un Índice de Masa Corporal (IMC) superior a 30, o a 27 si existen comorbilidades asociadas.
Los pacientes para los que está financiado Ozempic tienen que pagar poco más de 4 euros frente a los casi 130 euros que cuesta cada pluma fuera del Sistema Nacional de Salud. Wegovy aún no ha llegado, pero se espera que esté disponible este 2023.
Estos fármacos, además de controlar el nivel de glucosa, inhiben el apetito, lo que favorece la pérdida de peso, aunque siempre en combinación con una dieta adecuada y ejercicio. Los ensayos clínicos también han arrojado resultados muy positivos para la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares asociadas a la diabetes.
Eso sí, no se trata de un milagro ni es adecuado para personas con un ligero sobrepeso. Y advierten de que tiene una serie efectos secundarios como problemas de visión, diarreas o náuseas.