El hidrógeno verde se está presentando como la solución energética del futuro, lo que nos permitirá prescindir de las energías fósiles y dejar de emitir gases contaminantes.
Una de las grandes preguntas que rondan a esta nueva solución es si estamos ya preparados para una producción a gran escala eficiente y rentable. De momento, la tecnología es cara y poco eficaz pero los expertos aseguran que la investigación permitirá mejorarla a medio plazo.
La principal ventaja es que supondrá el impulso definitivo a las fuentes renovables. Para obtener el hidrógeno verde hay que sacarlo del agua, hay que separarlo del oxígeno. Para ello, la forma más limpia de hacerlo es la electrólisis. Con electricidad de fuentes renovables producimos hidrógeno verde.
El primer obstáculo es su precio. Producir hidrógeno a partir de gas natural, contaminante, cuesta 2 euros por kilo. Sin embargo, el hidrógeno verde es más del doble: 5 euros.
El segundo problema es su almacenamiento y transporte. Otra cuestión importante es que la tecnología actual solo permite producir hidrógeno a partir de agua dulce. Esto requiere miles de toneladas de un bien escaso.
La principal ventaja es que impulsará la producción de energía renovable al permitir almacenarla. En Alemania, ya está operativa la primera línea de tren con hidrógeno verde. Con este combustible, el próximo año, en Madrid, circularán 10 autobuses urbanos. El gigante naviero Maersk quiere mover su flota con él y ha elegido Egipto y España para producirlo.
De momento, la mayor planta de hidrógeno verde de Europa está en España inaugurada en mayo en Puertollano. El conducto submarino para transportarlo entre Barcelona y Marsella está previsto para 2030.