Este domingo, 20 de noviembre, se conmemora el Día Mundial en Recuerdo a las Víctimas de Tráfico y las asociaciones que las agrupan exigen una mayor concienciación social y mas atención ante una "pandemia evitable" que, en lo que llevamos de 2022, ha dejado ya más de 1.000 muertos en las carreteras interurbanas. Una conmemoración que la ONU fijó el tercer domingo de noviembre de cada año.
Tras consecutivas bajadas de las cifras de la siniestralidad vial, la tendencia parece que se rompe este año y ya, a 17 de noviembre, habían perdido la vida en las carreteras interurbanas 1.002 personas, es decir, un 4% más que en la misma fecha de 2019, el año de referencia anterior a la pandemia de covid.
Y un dato que llama la atención es el mayor incremento de muertos en las autovías y autopistas. Porque aunque la cifra global de fallecidos en estas carreteras en principio más seguras es menor que en las convencionales (282 frente a 720), la subida en las primeras es ya del 8%, mientras que en las segundas es del 3%.
Preocupa también el alza en los peatones fallecidos por atropello: cien ya este año, en tanto que se reducen las muertes de otros usuarios vulnerables: los motoristas.
El director general de Tráfico (DGT), Pere Navarro, ha achacado el aumento de la siniestralidad a las prohibiciones de la pandemia y a la posterior guerra de Ucrania, que han llevado a los conductores a "una cierta relajación" de las normas y a pensar que "hoy es hoy y mañana, ya veremos", como dijo en una reciente entrevista con EFE.
Mar Cogollos es la directora de Aesleme, la asociación por la prevención de accidentes de tráfico y de atención a víctimas. También en declaraciones a EFE clama por "una mayor conciencia social".
"Tenemos que pensar que las víctimas de cada año se van sumando a las de años anteriores, que los siniestros de tráfico son una pandemia evitable y que detrás de cada cifra hay personas y familias que sufren la pérdida de un ser querido o tienen que atender a un allegado que quedará con algún tipo de discapacidad para el resto de su vida", recalca Cogollos.
La directora de Aesleme añade: "Todos nos movemos por nuestras calles y carreteras y no somos conscientes de que una imprudencia, un saltarse la norma, no es algo que me pueda afectar solo a mí, puede perjudicar a cualquier persona que circule o camine por allí".
Sobre la atención a las víctimas, Mar Cogollos cree que hay que mejorarla con un organismo que "de alguna manera sirva para dar una atención integral a todas ellas".
Y entre las medidas que no se cansa de pedir destaca la de un psicólogo de emergencias en los hospitales para atender allí mismo a las víctimas y familiares. Un profesional preparado que también podría asistir a víctimas de otras violencias.
Ana Novella dirige Stop Accidentes, una asociación que demanda dese hace tiempo un número único de teléfono que atienda todas las violencias, también la vial, después de la atención primera del 112.
Porque una vez que ha ocurrido todo -dice a EFE-, es necesario saber "donde tienes que acudir, donde puedes pedir las ayudas, etc". Ahora "no sabes dónde llamar, qué hacer, dónde dirigirte...", recalca antes de abogar por una Secretaría de Estado que centralice todo ello.
Otra de las reivindicaciones de su asociación es que se refuerce el papel de los fiscales de seguridad vial y que se modifique el Código Penal para que el homicidio imprudente por matar alguien cuando se conduce bajo los efectos del alcohol, por ejemplo, pase a ser doloso.
Demanda asimismo que las víctimas, ahora "calladas" en los juicios, puedan ser oídas.