Madrid concentrará esta próxima semana buena parte del poder político de todo el planeta. 44 delegaciones internacionales participan en la cumbre de la OTAN y la ciudad se blinda para garantizar la seguridad con un dispositivo sin precedentes. Habrá carreteras y calles cortadas durante tres días. La capital será un bunker, prácticamente intransitable.
En Madrid ya se observa el movimiento de maletas. Empieza el desembarco en los hoteles de cinco estrellas que están casi al completo y vigilados desde hace días. Allí se alojarán parte de las delegaciones, solo la de Estados Unidos ocupa más de 1000 habitaciones. Las empresas de vehículos con conductor refuerzan la flota para los traslados a la Cumbre con coches de alta gama traídos de toda España. Serán de los pocos que puedan circular sin restricciones. Los paneles de tráfico anuncian los cortes y el alcalde advierte: "Madrid será intransitable".
Madrid será el epicentro del poder político del planeta. El núcleo será IFEMA que estará protegido por un radio de seguridad de tres kilómetros. También estará cerrado el eje central: Castellana-Prado.
Diez mil policías y guardias civiles peinan las calles. Desde mañana hasta el viernes, prohibido aparcar en una zona plagada de oficinas. El teletrabajo es la clave para la sobrevivir a la Cumbre, también el transporte público. Los hosteleros de Madrid prevén facturar medio millón de euros. Sin embargo, los que están pegados a la sede de la Cumbre aún no saben si podrán abrir.
Madrid será el escaparate internacional y, también, la ciudad más incómoda la próxima semana. La paciencia será imprescindible para superar la prueba.