El padre de Arturo ingresó en un hospital de Valencia pocos días después de que se decretara el estado de alarma en toda España y allí murió afectado de coronavirus. El personal sanitario informó a la familia del fallecimiento y del traslado del cuerpo al depósito de la funeraria ‘Mémora’, donde le comunicaron a Arturo lo siguiente:
“Me llamaron y me dijeron con todo detalle que mi padre llevaba un reloj deportivo, un reloj de vestir (el Cartier, del que nunca se separaba) y un colgante de oro y que tenían que incinerarle con todos sus objetos personales. Me pareció raro, y un amigo nuestro de otra funeraria fue a intentar recuperar los objetos de mi padre. Ni siquiera le abrieron la puerta”, ha denunciado en 'Cuatro al día'.
El denunciante no entiende que el hospital sí se quedara con el móvil y las gafas que llevaba su padre (eso sí lo recuperaron) y no con el resto de sus objetos personales. 'Cuatro al día' se ha puesto en contacto con la funeraria en concreto, Mémora, donde aseguran que hay un protocolo por el que se deben deshacer de los objetos “altamente contaminantes”, si bien Arturo apunta que los cadáveres nunca deben ser “incinerados con metales”.
Por supuesto, la querencia de la familia de recuperar el reloj no tiene sólo que ver con su valor económico (era la herencia del hijo de Arturo por parte de su abuelo), sino que, lo más importante, es su valor sentimental. Algo que Joaquín Prat ha entendido perfectamente: "Yo guardo con muchísimo cariño los relojes de mi padre. Apenas los uso, pero sí los acaricio de vez en cuando", ha dicho el presentador, en memoria del también llamado Joaquín Prat.