Vox acude a las elecciones de Noviembre con la esperanza de consolidar su irrupción en el Congreso de los Diputados con 24 escaños y después de tener también representación en 7 parlamentos autonómicos y ser decisivos en alguno de los ayuntamientos más importantes. Pero se enfrenta al previsible voto útil y a algunos problemas internos y disidencias que han aflorado en estos meses.
Fueron el eje de la pasada campaña electoral. Finalmente obtuvieron más de dos millones seiscientos mil votos. Irrumpieron en el Parlamento con 24 escaños, aunque hubo encuestas que les llegaron a dar el doble. Entraron con fuerza en la Cámara baja, ocupando en la sesión constitutiva la bancada reservada a las grandes fuerzas. Duró poco el espejismo: PSOE y Unidas Podemos no tardaron en enviarlos al gallinero.
La formación encabezada por Santiago Abascal, que venía de ser llave de gobierno en Andalucía sin acabar obteniendo rédito alguno, se conjuró para no cometer el mismo error tras las autonómicas y municipales del 26 de mayo. Acabaron dando su apoyo a gobiernos de derechas en plazas clave como Madrid, Comunidad y Ayuntamiento, o la Asamblea Regional de Murcia, pero volvieron a quedar fuera de la foto, sin lograr puestos destacables a cambio y renunciando a algunas de sus ideas fundacionales.
Por si fuera poco, los roces con sus socios de PP y Ciudadanos han sido constantes. El más sonado: el choque entre el alcalde de Madrid, Martínez-Almeida, y Ortega Smith, a cuenta de la violencia de género. Conforme las encuestas han ido reflejando una pérdida de apoyos a VOX, el día a día se ha visto salpicado de disensiones internas con dimisiones incluidas. También de escándalos que afectan a algunos de sus líderes, como el chalé sin licencia de obras del matrimonio entre Monasterio y Espinosa de los Monteros.
Sorprende desde fuera la estrategia de esconder a su presidente. Su presencia en medios ha decaído conforme ha subido la de otros dirigentes del partido. Aún así, a mes y medio de unas nuevas elecciones, en VOX aseguran conservar el toque que les ha permitido pasar en un año de la nada a estar en siete parlamentos autonómicos, en otros tantos ayuntamientos de entre las 16 principales ciudades y a ser la quinta fuerza parlamentaria. El 10-N será su reválida.