Javier y Miguel viven en un edificio situado justo enfrente del que ha sufrido la explosión y se encontraban en la vivienda cuando ha sucedido todo. “Hemos escuchado el estruendo, hemos visto que las paredes se movían, abrimos la ventana y vimos una nube de polvo. Al no ver la parte del edificio donde había sucedido, y temiéndonos lo peor, bajamos a toda prisa junto con otros vecinos”, explicaban los dos jóvenes.
Sin saber muy bien qué había sucedido, y siguiendo las órdenes de la policía que ya se encontraba en la zona, Javier y Miguel han contado que, presos del miedo, se alejaron de la zona “para evitar molestar y para protegernos incluso por si se caía la cuarta y quinta planta del edificio, que está bastante débil”.
Javier y Miguel han explicado que al escuchar la explosión pensaron en un primer momento que había pasado algo en las plantas de arriba: “Pensábamos que se podría caer todo y por miedo, cuando abrimos la ventana y vimos el humo, nos cambiamos y bajamos rápidamente”. Los dos jóvenes no saben aun cuándo van a poder volver a sus casas:
“No hemos querido ni preguntar por no molestar, para agilizar la situación, ya cuando todo se calme nos acercaremos, para ver si por lo menos podemos coger nuestra documentación”. El problema de Javier y Miguel, como el de muchos vecinos de la zona es la angustia por saber dónde van a poder dormir: “No tenemos donde quedarnos esta noche”.