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Saber actuar ante el ataque de un perro, ya sea a nosotros mismos o a otra persona, puede ser de gran ayuda ante una situación en la que podemos sufrir daños físicos considerables. Los motivos que llevan a un perro a atacar a una persona son de diferente índole y, tanto si el perro es nuestro como si no, lo único que nos queda es reaccionar de la mejor manera posible.
Los ataques de perros hacia otras personas o animales es el problema de comportamiento canino más común en las consultas profesionales. Y dado que somos cada vez más un país con una alta presencia de perros en los hogares, conocer determinadas pautas de actuación puede sernos muy útil.
Si se nos acerca un perro en actitud agresiva, permanecer tranquilos debería ser la primera opción, aunque sabemos que no tiene por qué resultar sencillo. Pero la realidad es que la afirmación de que los perros huelen el miedo es cierta, y que puede aumentar su nerviosismo y agresividad.
Respira hondo y mantén una posición erguida, con los brazos pegados al cuerpo y, aunque no pierdas de vista al perro, no le mires directamente a los ojos, porque para él el contacto visual puede interpretarse como una amenaza.
Si llevas encima algo de comida o un objeto que pueda distraerle lánzalo lo más lejos que puedas. Si ha captado su atención irá corriendo a por él y tú tendrás ocasión de ganar tiempo y escapar. Además, existe la posibilidad de que el perro, incluso ,se olvide de nosotros con su nueva distracción.
Ante la posibilidad de que el perro pase directamente al ataque es necesario que protejas las partes más vulnerables de tu cuerpo y las que pueden ocasionarte daños más graves en caso de que te muerda, sobre todo con perros medianos y grandes.
Protege con el resto de tu cuerpo o con lo que tengas a mano tanto el pecho, como la cara y el cuello, ya que en estas zonas hay mordidas que pueden resultar mortales.
Esta opción es la que hay que intentar evitar, aunque en ocasiones no queda más remedio que hacer frente al ataque respondiendo. Intenta primero que se vaya, dándole una orden directa y claro, pero si fuera necesario golpearle hazlo de manera efectiva. Utiliza las piernas y ataca a su nariz, garganta o parte posterior de la cabeza. Estos son los puntos claves para reducirle y poder escapar o pedir ayuda.
Cuando presenciamos el ataque de un perro a otra persona el objetivo es que el animal reduzca la tensión y la fuerza con la que está atacando para que suelte a su presa. Lo ideal es inmovilizar al perro, pero dependiendo de su tamaño puede resultar complicado y arriesgado. Abrirles la boca directamente es muy difícil, porque son perros cuya mandíbula permite una mordida fuerte.
Bloquear sus fosas nasales con agua o un spray puede hacer que el animal tenga que abrir la boca para respirar mejor, soltando a su presa. Si fuera necesario, pero solo como última opción, se puede presionar la tráquea del animal.
En cualquier caso, no hay que olvidar que el responsable de un perro es el adulto que está a su cuidado, y que debe tener siempre a su animal controlado. Y, por supuesto, buscar con urgencia un adiestrador en el caso de que el perro muestre un comportamiento agresivo.