Hay herencias que se pierden porque sus legítimos dueños no saben que les pertenecen. Sergio es cazaherederos y trabaja en una empresa en la que se encargan de contactar con los legítimos dueños de herencias de las que no tenían noticia.
Sergio un día llamó a la puerta de Cristina diciendo que le pertenecían 150.000 euros y un dúplex en Alcobendas. Ella se pensaba que era una estafa, pero Sergio le dio tantos datos sobre su familia que la convenció: “En un principio me dice que tengo una herencia y yo no sabía de quién. Porque yo no tenía relación con mi tío David. Fue una grata sorpresa”. La afortunada ya tiene el dinero y también el ático puesto a la venta.
Pero el de Cristina no es el único caso. Sergio ha llamado a la puerta de más personas que, sin saberlo, podían recibir importantes sumas de dinero. Una de las impactantes es la de un heredero al que correspondía todo un bloque de pisos en la calle Alcalá, en el centro de Madrid.
Para otra familia, la llegada de Sergio fue la solución a sus problemas. Estaban en una situación económica muy difícil y a punto de ser desahuciados. Pero la herencia que recibieron sin esperarlo les permitió pagar las deudas y tener una vida más tranquila. “Todavía tengo relación con ellos”, cuenta el cazaherederos.
En el caso de que una herencia no sea reclamada por nadie, es el Estado quien se lo queda. Pero, según cuenta Sergio, son casos bastante extraños.