La nueva tarifa de la luz ha hecho saltar las alarmas entre los consumidores, que nos hemos puesto manos a la obra para descubrir cómo ahorrar lo más posible en nuestro próximo recibo. Y, a ser posible, sin que disminuya el uso de energía que consideramos necesario para mantener la calidad de vida en nuestros hogares.
Esta subida coincide con el aumento de las temperaturas veraniegas, que incitan, entre otras cosas, a poner en funcionamiento el aire acondicionado cuando estamos en casa, generando un alto consumo de energía. Para no pasar calor y que la factura de la luz no suponga un descalabro en el presupuesto mensual, te damos una serie de consejos que pueden ayudarte a conseguirlo.
Para ahorrar en la tarifa nos toca, inevitablemente, mirar el reloj. El aire acondicionado es, junto con la lavadora o el lavavajillas, el aparato eléctrico que más consume cuando está en funcionamiento. Además de otras pautas que daremos a continuación, las franjas horarias que hay que procurar evitar para utilizarlos son de 10 a 14 horas y de 18 a 22 horas.
Si la temperatura que marca un termostato digital no excede los 27 grados no sería necesario utilizar el aire acondicionado. Un ventilador, que consume muchísima menos energía, debería ser suficiente. Tener el aire acondicionado por debajo de 27 grados puede subir un 7% por grado la factura de la luz.
La finalidad del aire acondicionado es proporcionar una temperatura ambiente que se corresponda con la época del año en la que estamos, no que parezca que hemos convertido el salón de casa en un congelador. Mantener el aire acondicionado a buena temperatura no solo es bueno para nuestra salud, sino que nos ayuda a evitar sorpresas desagradables en la factura de la luz.
Lo ideal es que no baje nunca de 20 ºC, y solo cuando la luz es directa. Si no es así, la temperatura debería estar entre los 23 y los 26 ºC. La opción “powerful” o “turbo” de tu aparato te ayudará a incrementar la sensación de frío que buscas.
Para funcionar en óptimas condiciones y dar el máximo rendimiento debes limpiar, al menos cada dos meses, tu aparato de aire acondicionado. Se trata de un gesto sencillo que hace que el aparato funcione mejor, sea más eficaz y te ayude a controlar el gasto de energía. Solo tienes que sacar los filtros, siempre con el aparato apagado, y lavarlos con agua y jabón neutro. Notarás la mejoría en todos los sentidos.
Este consejo se aplica a todos los electrodomésticos de la casa, como teles, ordenadores y el propio aire acondicionado. El stand-by supone un consumo silencioso que hace subir la factura. Resulta algo engañoso, porque los aparatos dan la sensación de estar apagados, cuando en realidad están encendidos. Prescindir de esta opción supone un ahorro total de un 10%.
De la potencia eléctrica que tengas contratada depende el número de electrodomésticos que puedes tener funcionando al mismo tiempo sin que se produzca un corte de luz. Dependiendo de la potencia que tengas contratada pagas más o menos en tu factura mensual.
Revisar este dato y evaluar cuál es el uso real de energía en tu hogar puede hacerte descubrir que tienes contratada una potencia superior a la que necesitas y que, por lo tanto, estás pagando de más. Puedes realizar la gestión por vía telefónica con tu compañía, aunque muchas ya permiten hacer este tipo de trámites online.