Vivimos en una era en la que parece que todo tiene que ser inmortalizado de manera fotográfica y, por consiguiente, compartido en redes sociales. Esta tendencia a subir a internet todo lo que ocurre a nuestro alrededor ha dado lugar a un nuevo tipo de turismo.
Recibe el nombre de ‘turismo de desastres’ y se ubica en zonas de emergencia que incluyen incluso los incendios. De hecho, ya se pueden observar en la red numerosos vídeos o selfies con llamas a las espaldas.
Se arriesgan y se graban con una sonrisa ajenos al peligro con un único objetivo: aumentar el número de seguidores y conseguir más likes en sus publicaciones. Algunos de estos imprudentes acuden exclusivamente a hacerse una autofoto a las zonas quemadas que pueden reactivarse.
Acceden a lugares restringidos obviando todo tipo de restricciones, como las zonas acotadas del volcán de La Palma.
Lo que probablemente no conozcan es que este tipo de acciones están penadas con multas y sanciones que pueden ir desde los 1.500 hasta los 30.000 euros.