Se trata de una de las películas con más éxito de la historia dentro del cine de terror, un clásico que sigue aterrando a todo aquel que la ve y que hoy, décadas después de su filmación, ‘Cuarto milenio’ analiza como nunca nadie antes lo había hecho.
Carmen Porter ha traído la historia de Hunkeler, el niño que inspiró la historia en la que una pequeña era poseída por el maligno provocando toda una serie de espeluznantes sucesos. Este joven se llamaba Ronald Hunkeler y con solo 14 años sufrió una aparente posesión demoníaca que cambió su vida y la de su familia.
Ronald vivía en Maryland en una casa normal y corriente que aún hoy sigue en pie y que se ha convertido en el escenario principal de los investigadores del caso. Al parecer, este chico era un joven introvertido que solo tenía un amigo y que llevaba una vida tranquila. Con solo 14 años empieza a experimentar fenómenos paranormales tan solo unos meses después de la muerte de su tía Tilly, una mujer que estaba muy unida a Ronald y que introdujo al joven en el mundo del espiritismo.
Cuando tía Tilly murió, Ronald intentó contactar con ella a través de una ouija acompañado de su madre y de su abuela, dos mujeres bastante ligadas al mundo del espiritismo. Tía Tilly, antes de morir, les dijo a los suyos que si la ouija no funcionaba lo intentaran a través de golpes, que ella intentaría comunicarse con ellos a través de sonidos.
Tras estas sesiones empiezan los fenómenos paranormales, concretamente en la planta de abajo, en la habitación de la abuela: “Eran como sonidos de rasgar, pensaron que eran ratas pero no, los sonidos pasaron a la habitación de Ronald”.
Los fenómenos de la habitación de Ronald fueron muy distintos: “Sonaban taconeos de la tía Tilly en su cuarto, la cama del niño se movía, un sacerdote luterano se llevó al joven a su casa para ver si los fenómenos eran provocados por el joven, pero los sucesos extraños continuaron en la habitación del sacerdote, también tembló la cama en la que Ronald dormía en casa del cura”.
Días después comenzaron a aparecer extrañas palabras en la piel de Ronald, frases como ‘Help me’ (ayúdame), y el niño se vuelve mucho más agresivo y se comporta como un auténtico demonio. Ronald es trasladado a un sanatorio y allí se suceden numerosos exorcismos que acaban cuando Ronald ve a San Miguel: “Tras un tremendo grito todo acaba”.
Tras esos espeluznantes episodios la vida de Ronald cambió por completo y estudió una ingeniería. El joven que aterró a todo un vecindario y que inspiró una de las películas más aterradoras de la historia acabó trabajando para la NASA e inventó los paneles que eran capaces de soportar las altas temperaturas cercanas al Sol que cubrían las naves espaciales.
Hunkeler se jubiló en el año 2000 tras décadas trabajando para la NASA: “Gracias a él la humanidad pudo llegar a la luna con la misión Apolo, su vida se podría resumir como ‘del infierno al cielo”.