No cabe duda de que los lugares abandonados suelen atraer, ya sea por imaginar un pasado inescrutable, ya sea por la estética decadente que presentan. Sea como fuere, hay una característica común a casi todos ellos y no es otra que resultan escalofriantes, especialmente al caer el sol, cuando todo se encuentra en penumbra y en silencio. Y eso es precisamente lo que sucede con estos siete hoteles abandonados que llevan tiempo formando parte de un paisaje que en la mayoría de las ocasiones estropean.
Si bien en los lugares abandonados tienden a surgir historias y leyendas (mansiones, sanatorios, hospitales…) en torno a estos hoteles no se puede decir que exista la creencia de que hay fantasmas u otros seres sobrenaturales. Sin embargo, eso no significa que sus grandes estructuras o las zonas en las que se hallan no hagan de ellos edificios que imponen respeto en ciertos momentos del día.
Siete hoteles abandonados en España
Aunque hay más hoteles abandonados en nuestra geografía, a continuación apuntamos siete que son muy conocidos por unas u otras razones.
Hotel en la playa de El Algarrobico. Sin duda es uno de los más populares por la polémica que se generó desde su construcción. Y es que esta fue ilegal ya que se produjo en el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar. Tal hecho llevó a que se prohibiera la apertura de sus 4111 habitaciones, de manera que frente a esta playa protegida se levanta actualmente una imponente construcción de 21 pisos de altura. Desde entonces el tiempo pasa y el edificio se deteriora, ofreciendo un aspecto cada vez más lúgubre.
Hotel Sidi Saler. Símbolo de un tiempo de vino y rosas y de no respetar la Ley de Costas, el Hotel Sidi Saler sigue abandonado a la espera de una reapertura de la que se lleva hablando tiempo. Por sus habitaciones pasaron millonarios, estrellas de la música y todo tipo de personalidades. A fin de cuentas era un hotel de cinco estrellas Gran Lujo. En 2011 tuvo que cerrar las puertas y ya han pasado 13 años con ellas cerradas y experimentando un deterioro que afecta a la zona de la Albufera.
Hotel de Añaza. Cerca de Santa Cruz de Tenerife se ubica la localidad de Añaza. Fue allí donde en 1973 una empresa de origen alemán levantó un edificio de 22 plantas que nunca se acabó. Cincuenta años más tarde, los alemanes nunca respondieron a las solicitudes del gobierno canario, dando como resultado un mamotreto que supone un peligro para todos los que se acercan a él. Afortunadamente, ya se ha tomado la decisión de expropiar la zona y demoler la estructura que se eleva como un gigantesco esqueleto urbanístico.
Hotel Claridge. Antes de la apertura de la A3 que une Madrid con Valencia, el tráfico transcurría por la antigua N-III y el trayecto se hacía mucho más largo de lo que supone hoy en día. Esto hizo que aparecieran múltiples negocios junto a la carretera y uno de ellos fue este hotel de estilo brutalista que durante tres décadas experimentó un continuo trasiego de viajeros. Su final llegó con la inauguración de la autovía en 1998. Los dueños lo abandonaron y en su interior quedó todo tal cual, lo que ha despertado la curiosidad de todos aquellos que han entrado a viajar por un pasado que cada vez es menos reciente.
Hotel Balneario de Azuaje. Cercano a la localidad grancanaria de Firgas se levantó este hotel balneario donde a comienzos del siglo XX acudían desde toda Europa para disfrutar de las aguas “curativas” de la zona. Tras la Guerra Civil, debido a la crisis económica y social, se cerró y se abandonó. Y así permanece en la actualidad, como un espectador más de un tiempo que nunca volvió.
Hotel Colonia Puig. En la falda de Montserrat, en Barcelona, se edificó este hotel perfecto para todo el que buscaba un retiro en la naturaleza. Su época de esplendor fue a principios del siglo XX y aunque tras la Guerra Civil volvió a reabrirse –después de ser hospital de sangre–, nunca volvió a ser lo mismo y poco a poco cayó en el abandono. En este caso sí que hablan de sucesos inexplicables cuando alguien se aventura en su interior.
Hotel Balneario de Boñar. Hay que remontarse a los albores del siglo XX para encontrar el origen de este pequeño hotel balneario situado en la localidad leonesa de Boñar. Hasta allí se acercaban numerosos visitantes que pretendían aprovechar las aguas de los manantiales cercanos, las cuales resultaban beneficiosas para el organismo. Sin embargo, al igual que en otros hoteles abandonados antes citados, la Guerra Civil acabó con el balneario, convirtiendo la edificación en un sanatorio contra la tuberculosis. A lo largo del siglo pasado tuvo varios dueños y usos, el último de ellos como Centro Europeo de Naturaleza Pardomino, sirviendo además como albergue. Esa fue su última “aventura”, pues ahora se encuentra cerrado y cada vez en un estado más ruinoso. Ni que decir tiene que su pasado invita a que algunos de los visitantes hayan sentido presencias y ruidos extraños en su interior.