Cuando en 2023 se estrenó la película 'El exorcista del Papa' protagonizada por Russell Crowe aumentó el interés por la vida del exorcista Gabriele Amorth, a quien el actor ganador de un Oscar por su papel en 'Gladiator' daba vida en el film. El largometraje no obtuvo buenos resultados ni de público ni de crítica, pero el hecho de estar basado en los archivos de Amorth provocó que en el público aflorara la curiosidad de saber si lo que había visto en la pantalla era cierto o no.
Es probable que cualquier persona no conozca el nombre de exorcistas ilustres, ya que es una labor que la Iglesia no da a conocer. A fin de cuentas, según el diccionario de la RAE, la definición de exorcista es la siguiente: “En el catolicismo, eclesiástico al que se le había conferido la tercera de las órdenes menores, y cuyo ministerio en la Iglesia primitiva era exorcizar al demonio”. Y claro está, asuntos como las posesiones demoníacas no es necesario que salgan a la luz, ya sea por no dar relevancia a la supuesta presencia de Lucifer, ya sea por el temor que puedan suscitar.
No obstante, al exorcista Gabriel Amorth el ángel caído no le provocaba ningún temor. Así se expresaba en una entrevista publicada por la revista italiana 30Giorni en el año 2004: “¿Yo miedo de ese animal? Es él quien tiene que tener miedo de mí: yo actúo en nombre del Señor del mundo, mientras que él, es sólo el simio de Dios”. Así pues, no es de extrañar que terminara sirviendo a la Iglesia como exorcista del mismo Papa.
Italiano de nacimiento (Módena, 1925), Amorth creció en una familia profundamente católica, lo que le llevó a mostrar un gran interés en los asuntos de la fe. Esto le hizo decantarse por seguir una carrera religiosa, que culminó en 1954 ordenándose sacerdote. Antes participó en la Segunda Guerra Mundial, uniéndose a los partisanos para luchar contra el fascismo de Benito Mussolini y el nazismo de Adolf Hitler. No en vano, llegó a declarar que tanto el líder alemán como el dictador soviético Stalin estuvieron influenciados por demonios que los llevaron a perpetrar las atrocidades de las que fueron impulsores y que segaron la vida de millones de personas.
Sin embargo, no fue hasta las últimas décadas de su vida cuando su carrera dio un giro que lo convertiría en el gran enemigo de Satanás, al menos para los creyentes católicos. Comenzó su carrera como exorcista en Roma al servicio del padre Cándido Amantini y ya en 1986 llevó a cabo su primer exorcismo. Después vendrían muchos más, llegando a contabilizar más de 70.000 en el año 2010. Sin duda, Gabriele Amorth no solo había encontrado el trabajo de su vida, sino que poco a poco se iba convirtiendo en toda una personalidad tanto en el Vaticano como en el resto del mundo. A esta relevancia le ayudó una amplia obra bibliográfica en la que iba detallando algunos de los casos más importantes a los que se tuvo que enfrentar.
El carácter de Gabriele Amorth distaba mucho de lo que se espera de un alto cargo eclesiástico. De hecho, se caracterizaba por ofrecer todo tipo de opiniones aunque pudieran resultar controvertidas. No en vano, llegó a criticar las novelas de Harry Potter o la práctica del yoga por alejarse del cristianismo.
Sea como fuere, su punto fuerte eran los exorcismos, los cuales enfocaba con gran meticulosidad y basándose en todo momento en la oración. Estaba convencido de que la posesión demoníaca era real y para ser tratada requería un enfoque profundamente espiritual. Este trabajo constante, con miles de casos tratados cada año, le convirtió en una figura inspiradora para numerosos fieles católicos y, claro está, para los Papas a los que sirvió durante su vida, la cual acabó en septiembre de 2016, a los 91 años de edad.
Es probable que el legado de Amorth perdure durante años en el mundo católico debido a la intensa obra que llevó a cabo contra las posesiones demoníacas, aunque si alguien quiere acercarse a su obra, será más conveniente leer alguna de sus publicaciones o entrevistas que revisar la mencionada película de Russell Crowe. Es más, el propio Amorth consideraba como película favorita 'El exorcista', la célebre cinta dirigida por William Friedkin en 1973.