Los hechos de este caso ocurrieron en La Llaneza, un pueblo muy pequeño del suroeste asturiano. En una de las casas nació Manuel y después Tomás, dos hermanos que acabaron de la peor forma. Manuel tenía muy mala relación con su hermano Tomás, en la que habían siempre fuertes discusiones. Esa enemistad entre hermanos era pública y la conocían todos los vecinos.
El 1 de septiembre de 2011 Manuel golpeó enfurecido el portón de la cabaña donde vivía su hermano y Tomasín le disparó dos veces en medio de una brutal discusión. Manuel le habría amenazado y Tomás tuvo miedo, por lo que cogió un arma trucada llena de balines y le hizo un primer disparo entre la puerta de la cabaña.
Al ver que su hermano no retrocedió, volvió a disparar y le alcanzó en la cabeza. En aquel momento, Manuel murió desangrado en el camino y Tomasín escapó al monte sin cerciorarse de si su hermano le estaba persiguiendo. Él tampoco conocía la gravedad de las heridas de Manuel.
El 3 de septiembre de 2011 la Guardia Civil recibió una llamada telefónica de que en el pueblo habían encontrado el cuerpo sin vida de Manuel. Las autoridades se pusieron manos a la obra y descubrieron que en la cabaña donde se cometió el crimen encontraron un lugar lleno de suciedad, de basura y con animales dentro.
Después de encontrar el cuerpo se comenzó a realizar una batida para capturar a Tomasín, pero según la Guardia Civil fue muy difícil debido a que el monte era muy frondoso y con caminos muy escarpados. La niebla en otoño dificultó a las autoridades encontrar al ermitaño de la cabaña.
Más tarde se empezó a hablar de que Tomasín se convirtió en un maqui, de que se mimetizó con el medio ambiente y con la naturaleza para no ser capturado. En las primeras exploraciones que se hicieron se encontraron hogueras, plásticos, algo de ropa en algunas cuevas...
Con la aparición de la tecnología se colocaron cámaras de videovigilancia en varios puntos del monte y eso fue determinante para rastrear al ermitaño. Tomasín empezó a aparecer en las cámaras e incluso un día se atrevió a bajar a un bar de La Llaneza a comprar enseres a plena luz del día.
El 29 de octubre justo cuando estaba anocheciendo, en torno a las nueve de la noche, las cámaras térmicas detectaron unos movimiento extraños. Cuando Tomás vio a la Guardia Civil empezó a huir y cuando lo capturaron no opuso resistencia. El ermitaño estaba muy demacrado y sucio.
En las declaraciones Tomasín comentó que en el monte tenía dinero escondido y que también había matado a su propio hermano. La Guardia Civil encontró 41.000 euros en el monte. El 30 de octubre Tomasín llegó a los juzgados y extrañamente el pueblo apoyó al criminal.
El ermitaño que mató a Manuel era un hombre que se refugiaba en el anís, debido a que Tomás tenía mucha timidez e incluso se llegó a hablar de fobia social. El fugitivo se fue de la casa de sus padres y supuestamente el hermano quería que bajara a la casa de los padres para ocuparse del ganado.
En el pueblo siempre se comentó que había malos tratos por parte de Manuel. El juicio comenzó el 10 de febrero de 2014, en donde la Fiscalía pidió 22 años de prisión por ser un crimen intencionado. Sin embargo, la opinión pública estaba de parte de Tomasín y esto se utilizó en el juicio para poder beneficiarle.
Finalmente, Tomasín fue condenado por un delito de homicidio, por lo que tuvo que estar en prisión cinco años. No obstante, también tuvo que cumplir un año más por un delito de tenencia de armas. Los vecinos del pueblo siguieron diciendo que Tomasín había matado a su hermano en defensa propia.
Cuando el ermitaño entró en la cárcel encontró el respeto del resto de los reos y decía que no quería salir de la cárcel porque se encontraba a gusto. Cuando cumplió la condena, Tomasín volvió a ser libre después de seis años.