Sentía una pasión irrefrenable por matar, sufría esquizofrenia y decía escuchar voces que le llevaron a matar a al menos 11 personas, pero él mismo dudó si pudieron ser más. Francisco García Escalero es considerado el mayor asesino en serie de la segunda mitad del siglo XX, empleando una brutal violencia contra sus víctimas.
Estaba obsesionado con la muerte, tanto que cometió necrofilia y fue detenido en una primera ocasión cuando alertaron de la situación los servicios funerarios: "Sacaba los cadáveres y realizaba actos necrófilos, mantenía relaciones sexuales con personas fallecidas".
Al parecer, pasó su infancia cerca del cementerio de la Almudena y acabó convirtiéndose en un mendigo que pedía limosna en la calle.
A los 23 años ya cometió una violación que le supuso una condena de 10 años, pero perpetró muchos más crímenes. Solía consumir alcohol y drogas con otros mendigos y uno de ellos fue su primera víctima.
"Decía que escuchaba voces y que tenía una pasión irrefrenable por matar", relataban y es que a su primera víctima le mató con un golpe en la cabeza, luego le acuchilló y acabó quemando sus restos.
Pero además, solía quedarse con parte de los cuerpos de sus víctimas y llegó a cometer más de una decena de asesinatos. Él mismo concedió una entrevista en la que hablaba de sus crímenes dando detalles como este: "A otro le saqué el corazón y mordí un trozo".
Se dice que mató a 11 personas pero él mismo cree que pudieron ser más: "A lo mejor pueden haber sido 14, tampoco estoy seguro".
Una de sus víctimas consiguió escapar, Ernesta. Debido a las lesiones pasó más de 80 días en el hospital y cuando salió, denunció lo ocurrido, lo que llevó a la policía definitivamente tras la pista de García Escalero.
El mismo habló de sus crímenes en el psiquiátrico en el que estuvo ingresado pero solo le creyeron cuando, tras intentar fugarse, confesó que había matado a otra persona.