Todo empezaba a las 09.00 a.m. en Madrid. Allí se ponía en marcha un equipo del grupo de fugitivos de la Policía Nacional tras un aviso de la Enfast en el que se alertaba de que un fugitivo podría estar en Córdoba.
El objetivo es un hombre condenado por agredir sexualmente a una menor de seis años en Italia. Yacar, del grupo de fugitivos, nos explicaba que era crucial detenerlo para extraditarle y que, ante la gravedad del delito, la maquinaria se ponía en marcha.
El factor sorpresa es fundamental en este tipo de actuaciones: “Hay muchos fugitivos que saben que están buscados internacionalmente y hay fugitivos que aunque lo sepan piensan que en España están tranquilos. No hay que darle oportunidad a escaparse”, nos explicaba Yacar.
Llegados a Córdoba, los agentes se dividían y se ponían en contacto con las autoridades locales. Llegaban a la casa, de donde salían una mujer y un hombre, el equipo identificaba a la mujer, esposa del sentenciado, pero el hombre no era su marido.
Una llamada lo cambiaba todo: el fugitivo estaba en Sevilla así que el equipo se desplaza rápidamente.
Tras desplazarse, empezaban desde cero. Los agentes empezaban por averiguar si alguien le conocía en la zona y muy pronto alguien le identifica.
Unas horas después, la vigilancia daba sus frutos dado que el objetivo salía a la calle acompañado de otro hombre, le seguían y le interceptaban.
Ambos agentes le acorralaban, uno de ellos le tumbaba en el suelo boca abajo mientras Yacar le comunicaba que eran policías y le pedía que estuviera tranquilo. El detenido, que decía llamarse Ricardo, parecía un tanto desconcertado mientras le decía que estaba detenido por una orden europea de detención emitida por Italia contra él.
Le leían los derechos, le preguntaban si quería un abogado de oficio y él accedía. Después, le trasladaban a dependencias de la policía.
Además, durante el registro se descubrió ropa interior de niña en su casa, lo que se ha comunicado a las autoridades pertinentes.
"Ha sido todo bastante limpio", nos decía Yacar que celebraba tener "otro éxito" y concluía: "Hay que seguir, el crimen organizado no descansa".