'Código 10' analiza el crimen de los holandeses, un matrimonio que viajó a España para someterse a un tratamiento y en el que además pretendían solventar unos problemas de deudas. Sin embargo, fueron asesinados, descuartizaron sus cuerpos y les enterraron en un huerto. Finalmente, el gerente del club de voleibol en el que jugó la deportista y otra persona, Valentin Ion, fueron condenados por doble asesinato.
Ella se llamaba Ingrid, era jugadora de voleibol y acudió junto a su marido a España donde se sometían a un tratamiento de fertilidad. Era una de las deportistas más relevantes en Holanda y su relación con Murcia se deriva de que había sido fichada por un club de voleibol que había montado un empresario de la comunidad.
La fiscal Verónica Cerdán apuntaba que ella creía que estaba embarazada como así se lo comunicó en un whatsapp a una amiga. Por eso se había puesto en contacto con la clínica y habían fijado una cita. Al no poder contactar con ellos, la familia llamó a la clínica, que les confirmó que no habían acudido a su cita y se interpuso la denuncia.
En su viaje, la pareja había quedado también con el antiguo gerente del club, Juan Cuenca, porque tenían que resolver el tema de unas deudas que tenían pendientes. Al parecer, ella tenía debía una cantidad de dinero y lo había asumido Juan Cuenca, una cifra que rondaba los 60.000 euros según los investigadores.
Quedaron en la llamada 'Casa Colorada', donde estaba Juan Cuenca esperando en la puerta y Valentin Ion y Cosntantin que habrían sido los sicarios contratados. Los acusados explicaron que todo degeneró en una discusión pero el periodista Ricardo Fernández nos explica: "Una vez que entran en la 'Casa Colorada' encuentran la muerte a golpes, mueren por los golpes de un objeto contundente que no llega. Son machacados".
Luego, se descuartizó los cuerpos: "Fue una brutal agresión, ella incluso tenía un diente en le estómago eso de los golpes que recibió", explicaba Fuentes, jefe de homicidios de la Policía Nacional.
La investigación se aceleró tanto por las inexactitudes de los acusados y las declaraciones de la familia. Juan Cuenca siempre fue el principal sospechoso, se ordenó pinchar su teléfono y tiraron del hilo tras una conversación con una mujer, Rosa, que llevó a la pareja hasta la casa. En el registro, se encontraron rastros de sangre, con lo que se acordó la detención y los cuerpos se encontraron enterrados.
Finalmente, el jurado condenó por dos delitos de asesinato tanto a Juan Cuenca como a Valentín pero absolvió tanto a Constantin como a Serafín. Pero ¿Por qué pasó de considerarse homicidio a asesinato? Concurrían dos circunstancias, la alevosía dado que la pareja no esperaba el ataque y porque en el caso intervino el dinero.