La llegada del Sevilla al Benito-Villamarín estuvo marcada por la epicidad de Caparrós cantando el himno sevillista y por la luna rota en el autobús. El derbi andaluz por excelencia estaba un poco caliente tras el duelo de declaraciones en la semana previa al encuentro. Sevilla estaba blindada y la seguridad iba a detener cualquier altercado, pero no contaban con algo así.
Un aficionado sevillista rompió por equivocación la luna del autobús de su propio equipo. La locura se apoderó de él y decidió animar a sus jugadores con tanta fuerza que terminó rompiendo el cristal del autobús. Se pasó de fuerza y emoción…