Hombres y mujeres practican el mismo deporte: el fútbol. Sin embargo, ni sueldos ni premios por ganar títulos se parecen, más bien todo lo contrario, son totalmente opuestos. Mientras que los futbolistas se rigen por sus propios convenios, las futbolistas se amparan en el sueldo mínimo interprofesional.
El sueldo mínimo que cobra un jugador de la Liga Santander, es de 155.000 euros. Un sueldo tremendamente superior al que cobra una jugadora de la Liga Iberdrola, la Primera División del fútbol femenino en España. Las futbolistas se rigen por el salario mínimo interprofesional, que a día de hoy asciende a los 825,65 euros mensuales.
Estas diferencias en los salarios, se traslada también a los premios que los equipos reciben por ganar sus correspondientes ligas. En el caso de la Liga Santander, los equipos se embolsan una cantidad superior a los 20 millones de euros, dividido en el reparto de derechos televisivos correspondientes más un premio adicional de 2 millones de euros.
En el caso de la Liga Iberdrola, el equipo campeón de la competición doméstica femenina, tal y como aparece en los estatutos de la RFEF, se embolsa una cantidad de 1.352,28 euros a repartir entre todo el equipo. Una cantidad muy por debajo al salario mínimo que un único jugador de fútbol cobra de manera mensual.
Una brecha salarial que provoca que hombres y mujeres, pese a realizar el mismo trabajo, estén a años luz unos de otros. Un techo de cristal que impide que las jugadoras de fútbol puedan vivir de este deporte una vez acabadas sus carreras deportivas.