La esquiadora de 33 años afronta los Juegos Olímpicos de Invierno desde la emotividad y es que es inevitable para ella no recordar la muerte de su abuelo, al que quiere dedicar la medalla de oro a la que aspira. "Es muy duro para mí evitar llorar. No hay cosa que quiera más que hacerlo bien aquí por él. Lo echo tanto de menos", explica entre lágrimas en un vídeo subido por ella misma a Instagram.
"Siempre tuve la esperanza de que siguiera vivo y que pudiera verme aquí. Aunque sé que estará mirando. Y sé que me ayudará", señala la medallista olímpica. Pese a estar viviendo momentos dífíciles, Lindsey Vonn cree en sus posibilidades de salir campeona en Corea del Sur: "Obviamente, he estado esperando mucho tiempo por estos Juegos. Esta temporada no la empecé bien, pero estoy muy contenta por haber cogido finalmente la forma; y por estar muy bien física y mentalmente".