El estadounidense Gus Kenworthy, participante en la disciplina Slopestyle de esquí acrobático y medallista olímpico en los Juegos de Inivierno de Sochi 2014, ha conseguido echar el cierre a la granja de cría de perros que visitó hace solo unas semanas en Corea del Sur.
Aunque en Corea del Sur es totalmente legal servir platos hechos con carne de perro en los restaurantes, la dimensión que este país ha adquirido con los Juegos de Invierno, ha hecho que muchos atletas han criticado esta polémica tradición.
Kenworthy, con la ayuda de la ONG Humane Society, ha conseguido que esta granja cese para siempre su actividad, salvando así a los 90 perros que se encontraba en ella y que tenían como destino los restaurante del país asiático. Todos los animales serán acogidos en Canadá y Estados Unidos para su posterior adopción.
Para predicar con el ejemplo, el deportista y su novio, que durante los Juegos se hicieron famosos por su famoso beso al terminar una de las pruebasbeso al terminar una de las pruebas, han decidido adoptar a dos de estos perros. Kenworthy ha explicado todo el proceso en sus redes sociales con un mensaje conmovedor: "Los perros son amigos, no comida".
Mensaje de Gus Kenworthy:
Esta mañana, Matt y yo hemos realizado una visita desgarradora a una de las 17.000 granjas de perros que hay aquí, en Corea del Sur. En todo el país hay 2,5 millones de perros que se crían para ser comidos en algunas de las condiciones más inquietantes que se puedan imaginar. Sí, hay un argumento para afirmar que comer perros es parte de la cultura coreana. Y, aunque personalmente no estoy de acuerdo, no es mi lugar imponer los ideales occidentales a la gente de aquí. La forma en que se trata a estos animales, sin embargo, es completamente inhumana y la cultura nunca debe ser un chivo expiatorio de la crueldad. Me dijeron que los perros de esta granja en particular se mantenían en "buenas condiciones" en comparación con otras granjas. Los perros aquí están desnutridos y maltratados físicamente, viven en pequeños corrales con suelo de alambre y expuestos al invierno helado y a las abrasadoras condiciones del verano. Cuando llega el momento de sacrificar a uno, lo hace frente a los otros perros por medio de electrocución que a veces toma hasta 20 agonizantes minutos. A pesar de las creencias de algunos, estos perros no son diferentes de los que llamamos mascotas en casa. Algunos de ellos incluso eran mascotas al mismo tiempo y fueron robados o encontrados y vendidos en el comercio de carne de perro. Afortunadamente, esta granja en particular (gracias al arduo trabajo de Humane Society International y la cooperación de un granjero que ha visto el error de sus caminos) se está cerrando permanentemente y los 90 perros serán llevados a EE. UU. Y Canadá, donde encontrarán sus hogares. Adopté a este bebé dulce de la foto (la llamamos Beemo) y vendrá a EE.UU. a vivir conmigo tan pronto como termine con sus vacunas en un par de semanas. ¡No puedo esperar para darle la mejor vida posible! Sin embargo, todavía hay millones de perros que necesitan ayuda. Espero aprovechar esta visita como una oportunidad para crear conciencia sobre la inhumanidad del comercio de carne de perro y la situación de los perros en todas partes, incluso en Estados Unidos, donde millones de perros necesitan hogares amorosos.