Juan Carrasco aceptó acudir a la reunión de antiguos alumnos en Logroño en pleno subidón al saber que Moncloa apoyaba su candidatura para ser el próximo Presidente del Gobierno. El Ministro de Agricultura y Pesca podía alardear así de su éxito frente a sus antiguos compañeros, aunque no contó con volver a ver a alguien que supuso mucho para él en su juventud.
Arantxa había sido una chica por la que él había estado coladito pero nunca se vio correspondido. Pasados los años y estando separados los dos (aunque él no de forma oficial) vio la oportunidad para intentar de nuevo conquistarla.
Sin embargo, en su primer encuentro ella le recordó algo que Juan Carrasco había querido esconder bajo la alfombra: que fue víctima de bullying en el instituto. Los compañeros que ahora tanto le alababan y con los que él presumía de su carrera política, habían sido los mismos que le habían acosado en clase.
Arantxa le pidió disculpas por todos ellos y por ser partícipe con su silencio. Un silencio que también se produjo en las notas anónimas de amor que él le escribía y de las que ella sabía perfectamente quién era el remitente.
Juan recordaba así su doloroso pasado... para poco después descubrir los intereses reales de Moncloa con su incondicional apoyo.