Durante su viaje por La Alpujarra granadina, Jesús Calleja visitó Soportújar. Este pueblo es famoso en la zona porque dicen que hay brujas y porque guarda muchos misterios… “Hay muchas cosas curiosas que tengo que investigar”, avanza el aventurero mientras se acerca con el coche.
Sus guías en esta visita son Alfonso Aguilar, el cura de la zona (que aquí dice que es “medio hechicero” para mimetizarse con el aura mágica del pueblo) y David Romero, que tiene una taberna en el pueblo. Los dos le enseñan lugares espectaculares y curiosos: un mirador desde el que se ve todo el valle, fuentes con brujas y calderos, la calle más estrecha de España… y una peculiar fuente con poderes mágicos.
La fuente tiene forma de dragón y el agua le sale de un sitio muy peculiar. “¿Tengo que beber agua del pito del dragón?”, preguntó Calleja, muy sorprendido. El cura le explicó que se dice que esa agua “tiene propiedades afrodisiacas y que ayuda a la fertilidad”. ¡Los turistas hacen agua para llevarse un poco! El presentador no se echó atrás y bebió, ante las risas de sus dos acompañantes.
Soportújar es famoso en la zona porque se dice que en él hay brujas, pero ¿a cuándo se remonta esta tradición? Aguilar y Romero explican que viene de hace siglos. “Cuando echaron a los moros la zona se repobló con familias del norte de Madrid y de Galicia y la gente decía que en Soportújar estaban las brujas”, cuenta el tabernero. Por eso, el Ayuntamiento aprovechó la leyenda para darle un empujón al pueblo: llevó a cabo el proyecto Embrujo y decoró sus calles con brujas, parques infantiles… “La fiesta de Halloween es espectacular”, dice el sacerdote.
Calleja estaba preguntándole a los vecinos de uno de los pueblos que visitó sobre las acequias de la zona cuando conoció a Gracia. Ella le contó que ya "no era como antes" porque llevaban menos agua y estaban menos activas, por eso el aventurero iba a reunir a un grupo de gente para limpiar una inutilizada. Pero, durante la conversación, hubo un pequeño vacile entre Jesús y Gracia que hizo reír a todos.
Nerea nunca ha montado en helicóptero ni en avión, por eso le encantó la experiencia con Jesús Calleja desde el cielo. Pero lo que más ilusión le hizo fue saludar a su abuelo, que estaba en la finca trabajando, desde lo alto.