Tras un paseo entre olivos, Jesús Calleja descubrió lo que se podría llamar el milagro del pueblo de San Antonio, un pueblo de artesanos dedicados principalmente a la herrería que se quedó tan solo con un vecino y que de repente ha vuelto a ver casi todas sus casa habitadas. ‘Volando voy’ viaja por primera vez a Castilla la Mancha y aterriza en la provincia de Toledo para cumplir el sueño de uno de los herreros más conocidos y queridos del mundo, Ramón Recuero, el forjador de sueños.
Nada más llegar a San Antonio, Calleja se encontró con Teresa Real, una delineante, que le contó la historia del que es ahora su remanso de paz. El primer artesano moderno que encontró San Antonio, fue el herrero Ramón Recueros y después le siguieron un montón de familias de jóvenes artesanos con niños, que han convertido San Antonio en un lugar diferente y un tanto “anárquico”, en el que ya no hay una casa vacía.
Jesús Calleja quiso conocer al hombre que había hecho posible el milagro y se presentó en la herrería de Ramón Recueros, uno de los herreros modernos más conocidos podríamos decir del mundo. Ramón aprendió todo lo que sabe del maestro Efraín cuando era un niño y años más tarde dejó sus estudios de Agricultura en Ciudad Real para vivir de lo que realmente le gustaba y en este pueblo de Toledo encontró el lugar perfecto para aprender y montar su escuela de herreros.
Tras conseguir lo que tanto deseaba, la crisis del 2008 le dejó sin nada y una cámara de vídeo fue la que le devolvió la ilusión. Ramón comenzó a grabar tutoriales para internet y su lema “Forjadores de sueño” le hizo ser muy, muy conocido. Ahora, Ramón sueña con montar un Centro de Trabajo donde todo aquel que quiera ser herrero pueda aprender la profesión y empezar a vivir de ella. Un sueño muy costoso, pero que se ha convertido en el nuevo reto de Jesús Calleja en ‘Volando voy’.
Dispuesto a conseguir que una vieja nave de Cervera de Los Montes se convirtiera en el Centro de trabajo de Herreros con el que soñaba Ramón, Jesús Calleja dejó al artesano a los mandos y él se puso a buscar a los herreros que quisieran trabajar en el taller y a todos los operarios que hacían falta para que en una semana, el centro de Ramón estuviera en funcionamiento.
A modo del famoso programa internacional ‘Forjado a fuego’, Jesús Calleja conoció a tres herreros que querían trabajar con Ramón y les puso a prueba, tenían que forjar un dragón y superar la prueba de nivel que el artesano había propuesto. Dispuestos a dejar sus vidas en otras ciudades, Roni, Andrés y Ramón, tres jóvenes muy distintos pero amantes de la forja, aceptaron el reto y la aventura de trabajar y vivir de la forja en el mejor lugar del mundo para hacerlo, Toledo.
Con la ayuda de Juanita, la mejor alumna de Ramón, Fran, el alfarero de Puente, las órdenes de Magdalena, una vecina de Lagartera, el espectacular diseño de Pilar y Carlos, la pintura de Chuchi, la mano de obra de los albañiles del pueblo y mucha ilusión, en tan solo una semana el Centro de trabajo ‘Forjadores de sueños’ de Ramón Recuero abría sus puertas. Y qué mejor que inaugurarlo con una prueba de nivel: la competición de los dragones de Roni, Andrés y Ramón.
Ramón Recuero estaba feliz y emocionado “soy un chico duro y son herrero”, de ver cómo su nuevo proyecto estaba en marcha y tener la posibilidad de ayudar a forjar el sueño de otros muchos jóvenes que querían como él vivir de la profesión que aman. Sin embargo, faltaba todavía una sorpresa para el artesano. Los diseñadores habían creado una impresionante imagen de su mirada con latas de refrescos en la fallada del Centro de Trabajo de Herreros. Una imagen impresionante que ha tocado el corazón de Ramón Recueros.
El taller de Ramón en Cervera de los Montes está pensado para que 20 herreros puedan trabajar y vivir allí por muy poco dinero. Pocos días después de su inauguración casi siete plazas ya estaban ocupadas, esperemos que pronto no quede ni un yunque sin utilizar.