El grave accidente que sufrió Coté mientras trabajaba recogiendo percebes y por el que casi pierde la vida: “Estuve 45 minutos flotando en el agua”
Coté se subía con Jesús Calleja en el helicóptero y narraba un grave accidente que sufrió mientras recogía percebes
"No me vio nadie, estuve 45 minutos inconsciente flotando en el agua", comentaba Coté de su dura caída
La hija de Mari Carmen también afirmaba a Jesús Calleja que de no haber sido percebeira, le hubiese gustado ser cantante
Jesús Calleja tenía un regalo especial para Coté y su madre, Mari Carmen. Un maravilloso paseo por la costa gallega, disfrutando de la Mariña Lucense, y en concreto, del pueblo donde han vivido toda la vida, el municipio de Rinlo.
Despegaban en el helicóptero de ‘Volando voy’, y Mari Carmen y su hija Coté, no se lo podían creer. Llenas de emoción por esta experiencia “de altura”, Coté, justo cuando pasaban por encima de la costa, en una zona que se llama ‘La Pudia’, le enseñaban a Jesús cómo se podían ver desde el helicóptero, las rocas llenas de piñas repletas de percebes.
Durante el paseo por la costa donde llevan toda una vida trabajando, Mari Carmen y su hija describían algunos momentos buenos y los no tan buenos, mientras trabajaban recogiendo percebes. Mari Carmen aseguraba a Jesús Calleja, que la profesión de ‘percebeira’ es muy esclava y dura, y le hubiese encantado que su hija se hubiese dedicado a otra cosa, pero no quiso. Por otro lado, Coté nos sorprendía con un relato de algo muy grave que le pasó mientras recogía percebes, que dejaba boquiabierto a Jesús Calleja: “Sufrí un accidente mientras recogía percebes, me caí y nadie se dio cuenta, estuve 45 minutos flotando en el agua”.
Coté nos expresa que, si no se hubiese dedicado a ser percebeira, hubiera sido cantante, porque le encanta cantar y lo hace siempre que puede.
Llegaba la última parada del paseo, y dejaban la costa para adentrarse en el pequeño pueblo de Rinlo, que, si desde la tierra era muy bonito, desde el aire era precioso. Mari Carmen a sus 76 años no se lo podía creer y decía: ¡Qué cosa más bonita, Dios mío!