Hace unas semanas nos hacíamos eco de la nueva colección Reto Golden Age, un pequeño sello del editor de videojuego indies español Zerouno Games bajo el que va a publicar títulos retro. Tanto míticos juegos de la edad dorada del software español como nuevos desarrollos para máquinas antiguas. Todo ello mejorado, renovado y listo para disfrutar en PC a través de Steam. Los primeros títulos anunciados son dos joyas de la mítica Opera Soft, Goody y Livingstone, Supongo, y un fabuloso juego para Amstrad CPC creado por los españoles 4MHz en 2018: Operation Alexandra.
Opera Soft y 4Mhz son los primeros estudios que trabajan con Zerouno Games para esta edición Retro Golden Age pero desde la editora ya nos avanzan que muchos otros juegos les seguirán próximamente. Los tres juegos pueden adquirirse de manera individual a un precio de 5,99€ o hacerlo en formato pack, llamado con muy mala leche ‘Pack Boomer’, a un precio de 14,99€ en Steam.
Los juegos llegan optimizados para ser disfrutados en PC con teclado o con un mando de juego, con distintas opciones gráficas y con un montón de extras. El juego nos permite elegir entre tres modos gráficos (nítido con la resolución actual, el aspecto borroso de los píxels de los 80 y con un filtro que imita el comportamiento de los antiguos monitores CRT) y varias vistas: el ratio 4:3 orignal, el modo estirado 16:9 y varias vistas con el juego dentro de un monitor virtual. Podemos leer los manuales virtuales, ver nuestra estantería de logros del juego o consultar los extras, donde encontraremos diseños originales, bocetos y demás.
Pero, sin duda, el añadido más importante son dos ayudas que a muchos nos ha permitido acabarnos los dos juegos, por fin, 35 años después. Todos los títulos de la colección pueden jugarse en dos modos: ‘La Experiencia Original de los 80’ o el ‘Modo con ayudas’. El primero es el inmisericorde estado original de los juegos, pero el segundo permite dos cosas: guardar partida en cualquier momento y rebobinar nuestras malas decisiones (hasta 5 minutos hacia atrás).
El mítico Goody, creado por Gonzo Suárez y editado por Opera Soft en 1987, fue uno de los juegos a lo que más horas eché yo a finales de los años 80 en mi flamante Amstrad CPC 1640. Me encantaba su estética, su personaje principal y todos los peligros que había que superar para poder robar el Gran Banco que, atendiendo a los nombres de las estaciones de metro que teníamos que visitar para movernos por la ciudad (Retiro, Ópera o Banco) no era otro que el Banco de España. El juego nos hacía sortear todo tipo de peligros ayudados con dos herramientas básicas pero versátiles: una escalera portátil y un ladrillo como arma arrojadiza. Pero no había que avanzar y sobrevivir sin más, sino que había que realizar dos misiones principales previas para colarnos en la cámara del oro del banco: conseguir dinero para comprar las distintas herramientas necesarias en la ferretería y recoger los trece cilindros de metal que contienen la numeración de la cámara del oro.
Goody era un juego puñetero pero muy adictivo y que contaba con una variedad genial de escenarios: las alcantarillas, la mansión, las estaciones de Metro, el Parque del Retiro o el Banco y que nos enfrentaba a todo tipo de peligros: las ratas, las serpientes, los helicópteros de la poli, aquella luna macarra que nos escupía sin piedad ninguna y dos secundarios de lujo: el agente de policía Rodríguez y el peligroso Charly ‘el Bardeos’, que nos robaba el dinero en cuanto tenía ocasión.
El genial Livingstone, Supongo es otro pedazo de clásico de la era dorada del software español. Editado por Opera Soft en 1986, fue programado por José Antonio Morales Ortega y compartía grafista con Goody, Carlos A. Díaz de Castro. En la época, el juego fue muy popular, pero sobretodo por su extrema dificultad. El título fue capaz de que un niño de diez años como yo se enterase de la apasionante aventura del explorador inglés Henry Stanley en su búsqueda por el África colonial del desaparecido misionero y doctor David Livingstone. Cuenta la leyenda que, cuando Stanley dio con el misionero, tras meses de penurias por la selva, pronunció aquella famosa pregunta: “el doctor Livingstone, supongo”, que da nombre al juego.
El juego era difícil pero condenadamente adictivo y nos enfrentaba a todo tipo de peligros y puzles en mitad de la selva, pero con la peculiaridad de permitirnos cambiar entre cuatro herramientas: tres armas arrojadizas que podíamos lanzar más menos fuerte (un genial boomerang que era capaz de volver a nosotros describiendo un círculo, un cuchillo y una granada) y una útil pértiga para salvar grandes obstáculos. Además de intentar sobrevivir a los numerosos peligros, la primera parte del juego nos obligaba a recuperar una serie de gemas por el mapeado que nos servirían de llave para entrar al tempo al final del mapa.
Pero si esta primera parte del juego era peliaguda, la segunda tras salir del templo, algo más lineal, era casi imposible por la cantidad de peligros que superar. Si eras capaz de superarlos y llegar hasta el final, sudando sangre, llegaba un águila que te cogía por lo pelos y te arrastraba hasta la pantalla inicial. Algo demencial que se nos ha suavizado un poco con la opción de rebobinar y guardar la partida a nuestro antojo. El juego era famoso por su dificultad, pero, sobre todo por la decepcionante escena final. Después de meses intentando superar el juego, cuando lo conseguías y te encontrabas con, supuestamente, el doctor Livingstone… bueno, no os haremos un spoiler que tiene 36 años, pero digamos que era un final excesivamente simple y corto. Sus creadores afirmaron que se quedaron sin memoria para un final épico.
El tercer juego que hace su debut en esta colección es Operation Alexandra, un juego del grupo español conocido como 4Mhz, que desarrollan fabulosas aventuras para sistemas clásicos. El que nos ocupa es un fabuloso título de acción arcade desarrollado por Amstrad CPC 64Kb y lo lanzaron originalmente para ese sistema en 2018. Es un título apasionante, cargado de acción y con un apartado artístico genial que, además, se inspira también en una historia real: la de la base nazi en el círculo polar ártico, en la tierra de Alexandra, conocida como Schatzgräber (“Cazador de Tesoros”), que supuestamente era una base meteorológica que tuvo que ser evacuada a toda prisa por una enfermedad de sus ocupantes, que estaba abandonada desde la Segunda Guerra Mundial y que fue descubierta por militares rusos en 2016.
El misterio de esta base abandonada tantos años estimuló la imaginación de los chicos de 4Mhz, que se curraron una historia de soldados soviéticos entrando en la estación en los años 70 tras descubrirla y tener que refugiarse en ella sorprendidos por una tormenta polar. Ya hay humanos en la estación, pero enseguida nos daremos cuenta de que no estamos solos y que los que hacían los nazis en la ‘Cazador de Tesoros’ no era medir el tiempo precisamente.