Rage 2: balas en el desierto
El shooter de Bethesda ya está a la venta
Ocho años después de aquel primer Rage de id Software nos llega esta secuela inspirada por el mismo estudio de los creadores de Doom o Wolfenstein, pero desarrollado esta vez por Avalanche, los creadores de Mad Max, y podemos decir que el juego mezcla pinceladas de ‘ambas escuelas’. El resultado final, un divertido shooter que se queda algo corto en muchos aspectos, pero que puede paliar tus ganas de soltar el gatillo en estos meses huérfanos de grandes lanzamientos que se avecinan.
Aquel primer Rage no fue lo que se esperaba, pero las expectativas estaban mucho más altas en esta segunda entrega, sobre todo tras ver y probar las demos de las últimas ferias en las que Bethesda ha promocionado el título. En todas ellas sólo pudimos apreciar lo que el juego nos prometía entre cuatro paredes en una misión cerrada, es decir, como un shooter al más puro estilo ‘Doom’. En este aspecto todo pintaba bien, y así se confirma en el juego final. Los elementos de shooter ‘pasillero’ funcionan, como un título de disparos frenético, con una respuesta de las armas, enemigos y movimientos dignos del mejor juego de tiros.
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Pero Rage 2 es mucho más, o eso se pretendía, y es que se trata de un juego de mundo abierto, con un mapa de dimensiones muy generosas y la posibilidad de movernos por él con distintos vehículos y vivir trepidantes aventuras post-apocalítpticas. Por eso la mezcla de la experiencia de los creadores de Doom para la parte de shooter más pura y los creadores de Mad Max para la experiencia de exploración y conducción de mundo abierto parecía la clave del éxito. ¿Qué podía salir mal? Pues, al final, un buen número de detalles (algunos fallos, una historia muy floja, etc.) que han impedido que la experiencia sea redonda. Pero eso no quiere decir que no estemos ante un shooter divertido y notable (literalmente, ya que cuenta con una nota media de 7,3 en Metacritic).
Rage 2 comienza muy bien y en seguida le sacamos jugo al ingente arsenal a nuestra disposición, además de al traje de ‘Ranger’ que, en combinación con los ‘nanotritos’ de nuestra sangre, hacen que tengamos habilidades sobrenaturales. Los momentos en losque estamos rodeados de enemigos y tenemos que combinar nuestras habilidades especiales con el plomo que escupen nuestras armas, todo funciona bien engrasado. Los combates son altamente satisfactorios, y todo con ese rollo post-apocalítpico ‘Mad Max’ mezclado con colores chillones.
Y cuando el Yermo se abre en toda su extensión ante nosotros, su enorme escala nos hace sentirnos un poco abrumados, pero esa sensación pasa rápido cuando nos demos cuenta de que el mapa está bastante vacío. Es cierto que cada pocos kilómetros nos podemos encontrar con algunos bandidos, alguna base controlada por pendencieros, algún puesto de avanzada de la Autoridad (los malos del cuento). Pero, en realidad, en seguida todo nos resultará repetitivo y solo encontraremos algo de variedad en las tres ciudades comerciales del mapa, donde conseguiremos que la historia principal avance algo y se nos encomienden algunas misiones que le dan algo de pimienta al título.
Pero uno de los peores elementos es la historia principal del juego, que no termina de despegar en ningún momento y que termina con la misma intensidad con la que empieza. Es decir, con la misma falta de intensidad. Completarla no te llevará más de ocho o nueve horas si vas un poco al lío, pero al menos podemos decir que hay un buen puñado de misiones secundarias que son mucho más interesantes que las misiones principales de la historia. Afortunadamente.
Por eso, tenemos que decir que hemos tenido todo el rato, mientras jugábamos a Rage 2, una serie de sentimientos encontrados. En muchos momentos nos encontrábamos en medio del Yermo conduciendo hacia no sabíamos dónde y con ganas de dejar de jugar por la falta de una historia interesante o una misión que nos llamara la atención para completar. Pero estos momentos se han mezclado con otros que nos han resultado bastante épicos, asaltando alguna base enemiga, interceptando un convoy en medio del desierto o participando en una loca carrera a muerte tragando polvo.
Para los completistas, Rage 2 esconde un buen número de misiones y elementos para recolectar en el Yermo, además de un sistema de mejoras de los vehículos, las armas y las habilidades que es muy profundo, por no decir tremendamente complicado. El que escribe no se ha enterado todavía como funciona exactamente, pero afortunadamente ha conseguido hacer evolucionar a su protagonista de manera constante.
En definitiva, Rage 2 es un shooter divertido que pincha en cuanto sales a mundo abierto, pero que al final puede contentar a un buen número de jugadores. Tal vez las expectativas estaban algo altas.