Los videojuegos de género MOBA (Multiplayer Online Battle Arena) viven su época dorada. Títulos entretenidos y generalmente gratuitos, fáciles de jugar, pero difíciles de nominar. Aunque el reinado de este tipo de juegos lo ostenta el archiconocido League of Legends (LoL), hace poco menos de un año, llegó al mercado un título diferente.
Hablamos de Smite, un juego que comparte muchas cosas con el LoL, el Dota 2 o el nuevo Heroes of the Storm, pero con una notable diferencia: una perspectiva en tercera persona que le otorga al juego las características de los títulos de acción. Eso sí, Smite cumple las claves de un buen MOBA:
La novedosa apariencia en tercera persona modifica las mecánicas habituales del género en su versión en PC (también está disponible en Xbox One), ya que el jugador controla con el teclado el movimiento de su personaje mientras que las acciones se realizan con el ratón. Además, la perspectiva en tercera persona modifica la percepción del entorno, obligándonos a mirar en todas direcciones para mantener el control sobre nuestro campo de visión.
Por lo demás, Smite cumple los cánones del género. Multijugador con dos equipos de hasta cinco jugadores enfrentados entre ellos con el objetivo de conquistar la base rival y destruir el Titán enemigo. El modo de juego tradicional se desarrolla en un mapa con tres calles o carriles separados por una junga con sus campamentos neutrales. En las calles o carriles también están presentes los súbditos o 'minions' (esbirros), las torretas defensivas y los inhibidores (Fénix), un elemento que al ser destruido hará que los esbirros enemigos sean más poderos.
Smite se abre camino en los eSports
Los eSports o deportes electrónicos son las competiciones profesionales de videojuegos, donde los MOBA ocupan un papel muy destacado. Aprovechando el reinado de League of Legends como eSports más popular en muchos países, un juego como Smite ha conseguido abrirse paso en los torneos. El juego ha celebrado a principios de este año su primer campeonato del mundo, un evento en el que se repartieron 2,6 millones de dólares en premios. El equipo vencedor, los norteamericanos de Cognitive Prime, volvieron a casa con 1,3 millones de dólares en su bolsillo después de alzarse con el título en la final.
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