Kunai es un juego que enseguida entra por los ojos, gracias a su diseño y peculiar estética retro, pero un rato después también entra por las manos que sujetan el mando, gracias a su fluida jugabilidad. Un juego de acción, plataformas y exploración que se acerca a un metroidvania, pero sin la endiablada complejidad de los principales exponentes del género.
Desarrollado por el pequeño estudio neerlandés TurtleBlaze, formado por tres personas, Kunai nos transporta a un mundo post-apocalíptico donde las máquinas han devastado la Tierra y a la mayoría de los humanos, y hasta han devastado a muchas otras máquinas tras una destructiva guerra entre ellas. En este contexto, nosotros encarnaremos a Tabi, una tablet (con el aspecto de un iPod Pro de 12 pulgadas) que intentará detener esta destrucción y restaurar la armonía en el planeta. Entre los escombros tecnológicos de la civilización, las máquinas de ambas facciones tienen por cabeza televisores de tubo u otros elementos igual de voluminosos. En ese aspecto, Tabi tiene ventaja con su ligera y expresiva tablet por cabeza, pero esta no es su única ventaja.
Y es que Tabi tiene alma de ninja, y, en seguida, consigue una katana con la que abrir en dos a cualquier amenaza que se cruce en su camino. Estos primeros niveles son muy sencillos y nos sirven de tutorial para llegar a adquirir el elemento más importante para la jugabilidad de este título: un par de kunais (de ahí el nombre del juego). Estos ‘ganchos’ ninja le sirven a Tabi para agarrarse a techos y paredes, uno por cada mano, que se activan pulsando los gatillos del mando y permanecen anclados mientras los tenemos pulsados. Este elemento hace que el juego gane en velocidad y en verticalidad. Una vez le coges el truco, moverse por las plataformas y túneles balanceándose con los kunais es realmente fácil y fluido y le da al juego un toque diferente y más frenético. A partir de aquí, los niveles multiplican su extensión, pero como la velocidad aumenta, el diseño está ajustado a las mecánicas que domina nuestro personaje.
El título se acerca por diseño a un metroidvania, aunque se queda lejos de los grandes exponentes del género, pero posiblemente de forma intencionada. Aunque el título nos va abriendo niveles cada vez más complejos donde abrir puertas y acceder a nuevas salidas es fundamental para avanzar, y deberemos descubrir cómo abrir esos accesos explorando y volviendo sobre nuestros propios pasos, la dificultad es inferior a lo que solemos estar acostumbrados. Es cierto que encontramos todos los ingredientes de los metroidvania: el aumento de nivel tipo RPG, la compra de mejoras (armas, objetos…), la presencia de enemigos y jefes finales, la necesidad de explorar los mapas para activar puertas, la obligación de mejorar algunas habilidades para volver atrás y acceder a zonas bloqueadas previamente, etc. Pero en general el título no ofrece una gran dificultad, exceptuando algunos momentos o enemigos. Y esto, puede ser un handicap para algunos jugadores, pero sin duda puede ser un aliciente para muchos otros.
A medida que avanzamos en los diferentes niveles, Tabi va obteniendo algunas habilidades que mejoran la experiencia y nos permiten avanzar en las zonas, cada vez más complejas. Por ejemplo, conseguiremos unas botas que nos proporcionarán un doble salto o nuevas armas, como los shuriken, que utilizaremos más para activar mecanismos a distancia que para eliminar enemigos. Todo mientras nos introducimos en la resistencia y les ayudamos en sus planes de derrocar a las fuerzas del mal.
Al poco de comenzar también conseguiremos un mapa, el cual será fundamental para encontrarnos en medio de algunos de los intrincados niveles, que requieren que volvamos sobre nuestros pasos en muchas ocasiones para desbloquear la siguiente salida u obtener un objeto imprescindible para continuar. Todo con diferentes ambientaciones, nuevas mecánicas en cada nivel y sus propios enemigos que requerirán que aprendamos sus movimientos para eliminarlos sin problemas. En cada nivel, encontraremos plataformas de carga donde guardar la partida y recobrar la salud de Tabi. Pero cuidado, que cada recarga regenera los enemigos del nivel y tendrás que vlver a enfrentarte a ellos.
Un robot de la resistencia, el único que ‘ha estudiado informática’ es el encargado de instalar routers por todos los niveles para dar acceso wifi a los soldados de la revolución, un elemento fundamental en la lucha contra la tiranía robótica. Este acceso wifi nos permite acceder a la tienda para adquirir mejoras o nuevos objetos. Pero tenemos que estar cerca del router para poder tener acceso wifi, una cobertura que se marca en nuestra pantalla. Para comprar las mejoras podemos invertir las monedas que obtenemos destrozando elementos y enemigos en el juego.
Uno de los elementos más atractivos de Kunai es su aspecto gráfico, pixelado pero con una escasa paleta de colores, que mezcla el blanco y negro con algunos tonos saturados de manera brillante. Todo nos recuerda la pantalla de una vieja Game Boy Color y el resultado es muy auténtico. El diseño de niveles y personajes también es notable, con especial atención a los gestos y expresiones de la cara que se dibuja en la tablet que nos sirve de protagonista. Los efectos de sonido y la música, también recuerda a una vieja máquina de 8 bits. Esencia retro, pero muy original.
La aventura de Kunai nos puede llevar a emplear unas 6 o 7 horas, pero resulta un título muy re-jugable, con algunos elementos coleccionables, como los gorros que podemos colocarle a Tabi para que tenga un aspecto más gracioso. Como ya hemos dicho, es un juego que cuenta con una dificultad no demasiado acusada, por lo que es un título muy asequible para todo tipo de jugadores, que busquen un divertido y satisfactorio juego de plataformas y acción frenética. Es cierto que si eres muy aficionado a los juegos tipo metroidvania, puede que Kunai se te quede corto y no sea un reto muy exigente para ti. Pero tiene que haber de todo, ¿no?
En general Kunai nos ha divertido bastante y hemos encontrado en sus intrincados niveles, algunos momentos muy satisfactorios mezclando puzles, saltos de habilidad, divertidos combates y plataformeo. Se nos ha hecho un poquito corto, pero nada que no se pueda compensar con una nueva partida buscando encontrar todos sus secretos.