La saga God of War es una de esas franquicias que han conseguido marcar su nombre a fuego en la historia del videojuego, una de esas licencias exclusivas de PlayStation que hace decantarse por una plataforma de juego y vender máquinas, muchas. Lo lleva haciendo desde hace cuatro generaciones de la consola de Sony y, cuando parecía que la fórmula estaba agotada, Santa Monica Studios reinicio en 2018 la leyenda de Kratos con el título original, reutilizado para este renacer del héroe espartano mata dioses, ahora retirado en el frío de la mitología nórdica.
Han pasado cuatro años y, como todo el mundo esperaba tras asistir a los compases finales de aquella aventura, el juego pedía a gritos una secuela que continuase su historia. Una historia que no había puesto un punto y final definitivo, unido a una jugabilidad y un diseño de niveles digno de elogios y que bien podía seguir funcionando con una entrega más. El 9 de noviembre de 2022 es la fecha elegida para seguir disfrutando de esta propuesta, con una secuela directa que continua el juego exactamente ahí donde lo dejó.
Antes de completar el juego y contaros, en una extensa review que publicaremos el próximo 3 de noviembre, todo lo que nos ha parecido este esperado título, podemos adelantaros cómo nos ha ido en nuestro regreso a los Nueve Reinos de Yggdrasil de la mano de Kratos y su hijo Atreus. Estas son nuestras primeras impresiones, después de jugar algo más de 5 horas a God of War: Ragnarök.
Como ya hemos dicho, God of War: Ragnarök comienza inmediatamente después de los acontecimientos que vivimos en la entrega de 2018. De hecho, nada más comenzar y elegir el nivel de dificultad que queremos experimentar en la aventura (de entre cinco: Historia, Misericordia, Equilibrio, Brutalidad y modo God of War) podemos ver un interesante resumen (opcional) de todo lo que ocurrió entonces. Es una buena manera de ponerse en situación si nos queda un poco lejos la última vez que completamos aquella aventura. Y si no lo jugaste todavía, ¿a qué esperas? No haría falta decirlo, pero obviamente, a partir de aquí, se nos colarán algunos spoilers de la aventura de 2018:
Nada más comenzar nos encontraremos con Kratos y su hijo Atreus viviendo en su cabaña de Midgard, a donde volvieron a seguir con sus vidas tras todas las aventuras del primer juego. Pero, a pesar de que padre e hijo intentaron pasar página tras conseguir arrojar las cenizas de su esposa y madre, respectivamente, desde el pico más alto del reino, muchas heridas han quedado sin cerrar. Sobre todo, porque desde que Atreus descubrió que su madre era una gigante (y a él se le conoce con el misterioso nombre de Loki) pues el muchacho no pega ojo.
Además de esto, los nueve reinos se encuentran bajo el Fimbulwinter, un crudo y terrorífico invierno que es el paso previo al Ragnarök, la guerra del fin del mundo que ya parece inevitable. Son tiempos oscuros y los actos cometidos por Kratos en el Olimpo nórdico no parece que se hayan olvidado ni le permitan pasar página a la pequeña familia. Freya no ha superado la muerte de Baldur, su hijo, a manos de Kratos (a pesar de que este estuviera intentando matarla a ella segundos antes) y no parece que vaya a perdonárselo. Y qué decir de Odín, que vio también cómo unos cuantos miembros de su familia sucumbían bajo las armas del espartano. Kratos tiene a la mitad de los dioses nórdicos en contra y, ahora que se avecina el fin del mundo, por lo que sea, les han entrado las prisas a todos por cobrarse esas deudas de sangre.
En este complejo escenario se encuentran Kratos y su hijo al comenzar esta aventura por lo que, a pesar de que comenzamos intentando superar pruebas rutinarias del día a día (ir de caza, cuidar de los lobos que tiran del trineo, repasar los símbolos protectores que rodena la cabaña para alejar a los indeseables…) la dura realidad se impondrá enseguida con la visita de Thor y el mismísimo Odín. El pasado llama a la puerta y no podemos negarle la entrada.
La relación entre Kratos y Atreus vuelve a ser el motor que mueve esta historia épica de dioses, titanes y monstruos mitológicos. Los dos volverán a tener que elegir entre su propia seguridad y la de los reinos. El ímpetu de Atreus le llevará a buscar respuestas, incluso desobedeciendo a su padre, para intentar comprender quién es realmente y qué significa la profecía de "Loki", mientras descubre cuál es su propio papel en el Ragnarök. Y Kratos, por su parte, parece que vuelve a debatirse entre primar la sobreprotección a su hijo por encima de todo o acompañarle en su búsqueda de respuestas, aunque esto les conduzca a la boca del lobo.
Y en el camino, pues tendremos que volver as tirar de los viejos amigos. La cabeza de Mimir nos acompaña desde el primer momento, apoyada en cualquier sitio o colgada en la cintura de Kratos y seguirá haciendo de sabio relator de todo lo que está por venir, de toda la historia de Odin y los nueve reinos y de la identidad e intenciones de todos los dioses, héroes o criaturas que nos vayamos encontrando. El juego vuelve a aprovechar los momentos de pausa entre combates para hacer que Mimir se explaye con sus historias y leyendas para responder a las preguntas de un Atreus que ahora, más que nunca, quiere respuestas.
También tenemos a los enanos Brok y Sindri de nuestra parte y en esta entrega parece que tienen un papel mayor como personajes secundarios. Por supuesto, seguirán siendo nuestros herreros particulares a la hora de mejorar nuestras armas, armaduras y artilugios de todo tipo para afrontar la aventura, pero en estas primeras cinco horas de juego les hemos visto participar de una manera más activa en la historia, lo cual nos ha hecho dibujar una sonrisa en varias ocasiones. De momento, tras precipitarse los acontecimientos de esta primera sección del juego, Kratos y Atreus se acomodarán en casa de los dos enanos, una increíble vivienda construida por Sindri en las mismísimas ramas del Yggdrasil, la que se convertirá en el centro neurálgico del juego, el cuartel general desde donde podremos iniciar nuestras expediciones a cualquiera de los nueve reinos.
Viajar por los diferentes reinos fue una de los grandes atractivos de la primera entrega y aquí vuelve a potenciarse para completar la secuela. Todo apunta a que tendremos que visitar todos ellos y nuestra búsqueda nos hará explorar sus vastas extensiones. En estas primeras horas de juego, podemos contaros que la historia nos llevó a viajar a Svartalfheim, el reino de los enanos, que pudimos visitar en una primera y emocionante incursión a una profunda y peligrosa mina. En esta primera visita nos quedó claro que los reinos están llenos de misiones secundarias que podremos realizar a nuestro gusto, en el orden que queramos, mientras seguimos o no la misión principal de la historia del juego.
Los reinos nos invitan a explorarlos para encontrar lugares ocultos, recompensas de todo tipo escondidas por su geografía y una serie de ‘Encargos’ que sus habitantes pueden pedirnos y que podemos completar de manera opcional. También nos hemos encontrado en esta primera incursión con secciones o artefactos que no podemos abrir o activar y que requerirán de visitas posteriores, cuando hayamos obtenido alguna llave o adquirido alguna nueva habilidad o herramienta. Todo apunta a que habrá mucho que hacer y tendremos muchos viajes que realizar a lo largo del juego. ¡No nos vamos a aburrir y las horas de juego pueden multiplicarse de manera alucinante!
La sensación en los primeros compases del juego, cuando manejamos a Kratos en el primer combate, es que estamos en casa. Todo recuerda poderosamente a la primera aventura y, si la has vuelto a disfrutar recientemente (tal vez en su experiencia mejorada en la versión para PS5) tendrás un 'déjà vu' y pensarás que estás jugando el mismo juego. Todo está en su sitio, todo funciona igual y Kratos vuelve a ofrecernos esos movimientos y combates que tanto disfrutamos entonces.
El Hacha del Leviatán, las Cuchillas del Caos y el Escudo del Guardián están de vuelta, con un montón de nuevos juguetes que Brok y Sindri nos ofrecerán convenientemente. El árbol de habilidades y mejoras para Kratos, Atreus y sus equipos es muy similar a lo que vimos en el primer juego, pero se ha mejorado en algunos aspectos. También hemos visto de vuelta algunas habilidades, movimientos, golpes y combos que ya conocíamos, pero hay muchos nuevos y mejorados. Y, por supuesto, los asesinatos espartanos de Kratos siguen ahí y, además de ofrecernos un espectáculo visual único, nos proporcionan esas recompensas necesarias en medio de los combates.
Atreus seguirá siendo nuestro compañero perfecto en el combate, realizando su parte con su arco y flechas y aportando algunas habilidades únicas que nos sacarán de algunos apuros. La pareja también tendrá que coordinarse en muchas ocasiones para superar los puzles que se nos presentan a cada paso, cuando estamos explorando los diferentes entornos.
Y podríamos contaros algunos detalles más, pero hemos preferido guardar silencio con muchas cosas que pasan en estas primeras horas porque estamos seguros que querréis descubrirlas por vosotros mismos cuando podáis jugarlo en unas tres semanas. Además, queremos guardarnos el análisis del juego para el día 3 de noviembre, cuando publicaremos la review. Eso sí, tenemos que deciros que estas primeras cinco horas nos han deslumbrado. La secuela parece a la altura del juego de 2018 y parece que ofrece horas de disfrute. Las sensaciones de la vuelta de Kratos no podrían ser mejores… y os dejamos que tenemos un Ragnarök con el que lidiar.