Análisis de Werewolf: The Apocalypse - Earthblood: saca el lobo que llevas dentro
El juego adapta el juego de rol de lápiz y papel del mismo nombre
Transfórmate en lobo y en hombre-lobo como un licántropo
Cyanide Studios nos propone un juego de acción que intenta adaptar al videojuego el título de rol de lápiz y papel Werewolf: The Apocalypse, una tarea siempre complicada. El resultado, que llega a todas las plataformas, es un entretenido juego de acción y sigilo que destaca por dejarnos encarnar a un hombre lobo que puede transformar su apariencia y utilizar las habilidades en forma de humano, lobo o hombre-lobo. Lamentablemente, el título se queda un poco a medio camino de lo que podría haber sido.
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El juego nos mete en la piel peluda de Cahal, un miembro de un clan de hombres lobo que luchan por sobrevivir y proteger a la madre naturaleza de las garras contaminantes y destructivas de una megacorporación llamada Endron. Esta empresa está agotando los recursos del planeta sin el menor de los remordimientos y como si de comandos de Greenpeace se tratasen, los diferentes clanes de hombres logo se dedican a intentar sabotear las instalaciones de Endron repartidas por el mundo. Pero aquí la lucha no tiene nada de pacifista.
La historia del juego comienza contándoos como en una de estas incursiones contra la corporación, Cahal perderá a un ser querido, lo que le llevará a alejarse de su clan y de su familia y hacer la batalla por su cuenta. Pero, pasados unos años, volverá a reencontrarse con ellos. A partir de aquí comienza una historia no demasiado elaborada, pero que al menos nos mantendrá con ganas de conocer cada giro que va dando a medida que avanzamos en la aventura.
Y es que, aunque el juego se enfoca más a la acción y al sigilo, está basado en un juego de rol de lápiz y papel y eso se nota en la manera en la que se desarrolla la historia, las relaciones entre los personajes y, sobre todo, los árboles de interacción y diálogos. Entre misión y misión, tendremos que hablar con muchos personajes, eligiendo conversaciones y construyendo la actitud de nuestro protagonista. Esta será la manera de ir desvelando todo el guion del juego.
Hombre, lobo y licántropo
El elemento más atractivo de la jugabilidad de Werewolf: The Apocalypse – Earthblood es la posibilidad de transformarse de su protagonista. Cada una de ellas nos dará acceso a unas habilidades distintas, lo que nos permitirá avanzar en la aventura. La primera de ellas es la forma Humana, la más habitual y en la que nos encontraremos al principio de cada misión. Es la más adecuada para no llamar la atención y para movernos en modo sigilo, una obligación en muchos momentos del juego.
La segunda forma que podemos adoptar es la de Lupus, que nos transforma en un lobo. En esta forma podemos correr bastante más y, sobre todo, escurrirnos por conductos pequeños, además de podernos ocultar de forma más efectiva, ya que el lobo es la forma con menor envergadura. Por último, también podemos adoptar la forma Crinos, que básicamente nos transforma en un enorme licántropo, un hombre lobo grande y peludo que nos convierte en una máquina de matar. Mientras que podemos pasar de la forma Lupus a la Homínida a voluntad, la única manera de transformarnos en Crinos es cuando nos descubren los enemigos, la estrategia del sigilo salta por los aires y tenemos que pasar a ensuciarnos las manos.
La mayoría de las misiones siguen un mismo patrón. Normalmente nos invitan a utilizar el sigilo todo el tiempo que nos sea posible, pero, en algún momento, seremos incapaces de evitar a los guardas y las demás medidas de seguridad. Aquí se desatará la furia de nuestro personaje, pasaremos al modo Crinos y nos enfrentaremos directamente a los enemigos para bañarnos, literalmente, en litros y litros de sangre.
Y esta jugabilidad tiene su gracia, pero lamentablemente se repite una y otra vez sin demasiadas variaciones, exceptuando un número mayor de enemigos y armas cada vez más sofisticadas. Los sencillos puzles para abrir puertas no ofrecen tampoco mucha variedad ni que nos estrujemos mucho el cerebro y, al final, todo se reduce a ir en sigilo una pequeña parte del tiempo y desatar la furia cuando nos hayamos aburrido de caminar de puntillas sobre las almohadillas del lobo.
Además, la inteligencia artificial de los enemigos es prácticamente inexistente, tanto para pasar frente a ellos en las fases de sigilo como cuando toca enfrentarse cara a cara, y esto es posiblemente el peor elemento del juego.
Buenas ideas pero que nos dejan fríos
Además de las misiones repetitivas y de la falta de chispa en la IA de los enemigos, hemos experimentado un bajón al a hora de desplegar los increíbles poderes del Crinos. A pesar de que cuenta con movimientos y habilidades espectaculares, a la hora de poner en práctica sus dotes de asesino la experiencia queda muy descafeinada. Eliminar enemigos con sus garras es como segar un campo de hierba alta y, normalmente no se disfruta tanto como se debería. Los combates con los enemigos finales ponen un poco más de pimienta a la acción, pero tampoco mucho más.
El Crinos cuneta con dos modos de ataque, uno que le otorga más agilidad y otro que le confiere más fuerza, aunque es algo más lento. Se supone que tenemos que combinar y adaptar ambos estilos de lucha para enfrentarnos a los distintos enemigos del jeugo, pero, en la práctica, no hemos hecho uso de estos cambios de combate demasiado. Y llega un momento en que casi se te olvida que existen, porque el juego tampoco de anima, o te exige lo más mínimo, para utilizarlos.
Como estamos en un RPG, Cahal puede ir adquiriendo puntos de habilidad que nos permitirá ir desbloqueando nuevos movimientos y habilidades en un árbol no demasiado complejo. La experiencia nos llegará tras los logros obtenidos en cada misión.
A nivel técnico, el juego cumple en ocasiones, pero, en general muestra unos diseños planos, repetitivos y muy poco detallados. Tan sólo el personaje principal y algunos secundarios muestran un aspecto decente a nivel gráfico. Ni siquiera en Xbox Series X, donde hemos probado el juego, destaca el título por su nivel visual. Todo muy pobre y que nos recuerda a los inicios de la genración anterior. Eso sí, las sombras y las luces dinámicas están bien resultas, así como los reflejos de las superficies mojadas y el título corre bastante fluido a unos 60fps estables.
En definitiva…
Werewolf: The Apocalypse – Earthblood es un título interesante y puede que haya una parte de los jugadores que se enfrenten a él que se contenten con sus fases de sigilo y acción y su historia. Tal vez los fans del juego de rol puedan sacarle mucha más chicha. Pero, en general, se queda muy corto con todo lo que en realidad podría ofrecer. No es un mal juego, pero esperábamos mucho más.