Análisis de Unbound: Worlds Apart. Saltando de mundo en mundo
Una fabulosa aventura 2D con toques de metroidvania que mezcla cosas de Ori and the Blind Forest, Hollow Knight o Limbo
Un juego de plataformas y portales del estudio rumano Alien Pixel Studios
Hace unos seis meses que Unbound: Worlds Apart se lanzó en PC y Nintendo Switch pero ahora, con la llegada a PlayStation y Xbox, que nos hemos podido ocupar de esta pequeña maravilla. Una aventura en 2D bellamente diseñada, con dibujos creados a mano y coloreados con oleo y acuarelas, que presenta una jugabilidad muy peculiar que la hace única. Se trata de un metroidvania con un protagonista que no tiene ataques de ningún tipo, ni dash, ni doble salto, ni movimientos especiales o arboles de habilidades. Pero puede abrir portales a otros universos paralelos.
Y eso, sólo eso, la habilidad del protagonista de abrir una burbuja que es una ventana a otro universo paralelo, le da una jugabildiad única, capaz de hacer extremadamente atractivos todo su intrincado y extenso mapeado. El diseño de niveles es exquisito y nos empuja a seguir adelante, a dominar el arte del salto entre mundos para seguir avanzando entre los peligros que se nos presentan.
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La historia de Unbound: Worlds Apart es más vieja que los videojuegos: nuestro protagonista, Soli, es un pequeño que ve cómo su aldea arde en llamas por el ataque de unos terribles demonios y, tras eso, tendrá que intentar sobrevivir y restaurar la paz en su aldea, reuniendo además a los desperdigados aldeanos. Pero la historia de este peculiar mundo nos cuenta que sus habitantes eran capaces de abrir portales que conectaban diferentes mundos, una habilidad que fue abandonada por la presencia en uno de ellos de unos terribles demonios devoradores de mundos. Para intentar retener la amenaza, y que no se extendiera a otros mundos, los magos decidieron clausurar los portales. Pero el mal se terminó abriendo paso, y la aldea de Soli se vio engullida por el mismo.
Soli tiene que huir para salvar su vida, pero en su vida entra en contacto con una piedra mágica, que despierta su habilidad para abrir estos portales. Soli no cuenta con habilidades, ni movimientos especiales ni armas ni opciones ofensivas de ningún tipo. Y eso es un problema en un mundo plagado de horribles criaturas que son capaces de acabar con Soli con un solo toque. Pero es aquí cuando la habilidad de abrir portales entra en juego: Soli podrá usarla para sortear obstáculos de todo tipo, plataformas o para eliminar enemigos de formas de lo más variadas y originales.
Soli genera un portal con tan solo pulsar un botón (por defecto es el gatillo izquierdo del mando) lo que genera una burbuja circular alrededor de él que lo traslada literalmente a otro universo paralelo. Cuando nos encontremos con plataformas insalvables, obstáculos o puertas cerradas, podemos abrir un portal y encontraremos la solución para avanzar. Los mundos paralelos son muy similares, pero presentan diferencias, lo que siempre nos da ventajas originales para seguir adelante.
Activar y desactivar el portal a tiempo será fundamental y, a veces, tendremos que hacerlo en mitad de un salto, o en el momento justo en plena carrera. Por eso, en nuestro caso, hemos configurado los controles para activar los portales con el botón Círculo (en el mando de PS5) ya que está mucho más a mano y es más cómodo. Porque los portales, según vayamos avanzando, no sólo nos muestran un entorno similar, pero con algunos cambios, sino que cambiarán muchas cosas.
Una de las inmediatas es que genera transformaciones en las criaturas que nos rodean. Por ejemplo, algunas criaturas inofensivas del mundo de Soli tienen su reflejo mucho más grande, agresivo y violento, en el universo con el que conectamos al activar el portal. Así, hay que tener mucho cuidado a la hora de usar esta habilidad, aunque en otras podemos utilizar esas transformaciones en nuestro beneficio. Los portales nos irán mostrando distintas sorpresas a medida que avanzamos en la aventura, ofreciendo una decena de variaciones que afectarán al gameplay de maneras muy originales y sorprendentes.
Otro ejemplo es las zonas donde abrir un portal nos traslada a un mundo que está literalmente al revés (el suelo está donde aquí tenemos el techo). Así, abrir y cerrar portales modifican la gravedad y será muy útil para superar muchas situaciones y zonas. Aquí activar y desactivar portales hará que Soli sea capaz de volar, literalmente.
La narrativa de Unbound no tiene demasiado peso, aunque tenemos una historia detrás y se nos va contando y completando a medida que avanzamos. Aquí lo que prima es la habilidad pura y dura. Habilidad para controlar los tiempos, abrir y cerrar los portales en el momento adecuado, pero también afinar los saltos, aprendernos los comportamientos de las criaturas que nos acechan, pegarnos a una pared para evitar una caída, etc.
Las seis o siete horas que lleva completar su historia principal no dejará de sorprendernos en cuanto a dinámicas y combinaciones de jugabilidad. Además, esas horas pueden ampliarse buscando los objetivos secundarios del juego, unos aldeanos perdidos que hay que encontrar por el mapeado, en zonas ocultas, y dar con ellos es todo un desafío que encantará a los completistas. Y, como buen metroidvania, podemos volver atrás en el laberíntico mapeado para encontrar esas zonas ocultas, eso extras, esos lugares donde antes no podíamos acceder.
En definitiva…
Unbound: Worlds Apart es un juego sobresaliente, un ejemplo más de las maravillas que pueden llegar a ofrecernos algunos estudios independientes. Un curioso y original metroidvania que no repite los tópicos y mecánicas vistas ya otras veces en el género. No sólo eso, sino que prescinde de la mayoría de ellas. Aquí no hay ataques, ni dobles saltos, ni dash ni nada que ya conocemos. Es increíble cómo con la habildiad de generar un portal a otro mundo se puede generar tanta variedad de mecánicas y situaciones en todas sus horas de juego. Un juegazo.