Rico Rodríguez regresa con Just Cause 3, la entrega más explosiva de la saga

Marcos Antón (@emeanton) 14/12/2015 10:45

Si nunca antes has jugado a un Just Cause, probablemente esta última entrega sea capaz de producirte dos tipos de sensaciones diferentes: o bien te dejarás atrapar por sus explosiones, saltos y disparos, o quedarás con un regusto amargo y la sensación de que Just Cause 3 es un batiburrillo de muchas cosas. Y es que Just Cause 3 es un 'sandbox' a medio camino entre la exquisita delicadeza de la saga Grand Theft Auto y el 'parkour' de Assassin's Creed, pero sin llegar a los delirios surrealistas de los Saints Row.

Si ya eres un jugador curtido en la saga, sabes perfectamente a qué te enfrentarás. Just Cause vuelve con una nueva historia que sirve de excusa para lucir una mejora gráfica más que notable, novedades en el equipamiento, las armas y un gigantesco mapa de más de 1000 kilómetros que podremos explorar a nuestro antojo.

Unos gráficos mareantes

Los gráficos son mareantes; en sentido figurado, pero también literal. El 'leit motiv' de Just Cause son las explosiones y el caos, y en un ordenador con todas las opciones al máximo disfrutaremos haciendo saltar cosas por los aires y derrumbando estructuras militares. Pero si jugamos en una pantalla demasiado grande, corremos el riesgo de marearnos, sobre todo en las cinemáticas de las misiones. Hay diálogos en los que da la impresión de que la cámara graba desde un buque en alta mar. Quizás un poco menos de movimiento, no le hubiera venido mal.

Eso sí, no hay demasiadas cinemáticas. El juego está hecho para que no nos paremos a pensar y tengamos acción en todo momento. Hay que decir que en la primera toma de contacto los gráficos nos impresionan, aunque pronto descubrimos algunas carencias técnicas y patrones repetitivos. A pesar de ello, la primera vez que nos lancemos al vacío desde un helicóptero sentiremos una sensación de vértigo que, si nos lo proponemos, disfrutaremos cada vez que decidamos sacar a pasear nuestro traje volador.

Una historia para jugar a solas

Just Cause 3 es un juego individual. Y es una pena, porque con un mapa tan grande hubiera sido un gran candidato para introducir una faceta multijugador más desarrollada. La que incluye se limita a una serie de rankings y detalles para competir en números con nuestros amigos.

En cuanto a la trama narrativa de Just Cause 3 no es más que una excusa para pegar tiros y hacer explotar cosas. El general Di Ravello ha ocupado el archipiélago Medici y Ricky Rodríguez ha venido para ayudar a los rebeldes a retomar el control de las provincias. La historia arranca con mucha fuerza, pero conforme vamos descubriendo la libertad de la que gozamos se convierte en algo totalmente secundario.

Los púntos débiles

Como Rico Rodríguez seremos capaces de trepar desde el suelo a lo alto de un campanario con solo disparar nuestro gancho; saltaremos desde lo alto de un acantilado y podremos engancharnos a un helicóptero que vuela por encima de nosotros, derribarlo y huir con nuestro traje volador. Pero si fallamos, nos golpearemos contra el suelo. Eso sí, no nos quedaremos ahí, rebotaremos como si fuéramos una pelota de goma. Este fallo en las físicas del juego es algo que quizás se nota demasiado. Lo mismo sucederá cuando rocemos a un vehículo con nuestro parachoques en un cruce: en lugar de la explosión del airbag, parecerá que en el interior del otro coche haya implosionado el universo. Saltará por los aires, y si lo hace demasiado, hasta explotará. Excesivo.

La conducción es precisamente otro de los puntos débiles de este juego. Una conducción nada realista que nos invita a dejar de un lado los automóviles y aprender a combinar el gancho, el traje volador y el paracaídas. Una combinación que, tras los primeros intentos, resulta más divertida de lo que parece. Y es que estos ingenios nos ayudan a salvar, de forma muy eficiente, las grandes distancias. Aunque tras las primeras misiones aprenderemos a 'teletransportarnos' rápidamente a diferentes lugares del mapa gracias a las balizas. No obstante, no lo haremos de forma reiterada, porque sinceramente uno disfruta enganchándose de colina en colina.

Es una pena que, con tanto derroche gráfico, Just Cause 3 acuse una gran carencia en el apartado sonoro. Teniendo en cuenta que el arranque del juego es digno de una buena serie de televisión, después la música se diluye y pierde su parte dramática. Nos fijaremos más de lo que nos gustaría en las carencias del doblaje y esas repetitivas coletillas de los habitantes de las ciudades que tanto nos irritaban en juegos como Assassin's Creed o la saga The Elder Scrolls. No obstante, los sonidos de las explosiones son bastante inmersivos, algo que no ocurre, por ejemplo, con las armas.

Conclusiones

Si quieres un juego serio y verosimil, Just Cause 3 no es tu mejor elección. Si buscas un juego que ponga a prueba tus habilidades, tampoco. Pero si lo que quieres es acción a raudales y evadirte de los enemigos con un par de saltos por los tejados cuando te canses de disparar, este es tu juego. Un título centrado en ofrecer grandes dosis de acción, quizás demasiada, lo que hace que la jugabilidad sea simplona y repetitiva, aunque la combinación gancho-paracaídas-traje volador es un combo ganador. Los gráficos no son lo mejor de esta generación y aún así los tiempos de carga son excesivos, pero el apartado visual cumple su función que, al fin y al cabo, es hacer saltar cosas por los aires.

Su mapa gigantesco es un aliciente para jugadores poco exigentes, pero aquellos que busquen objetivos concretos y una trama compleja corren el riesgo de aburrirse pronto si no conocen exactamente lo que Just Cause 3 ofrece. Un buen sistema multijugador hubiera alargado las horas jugables de Just Cause 3, que aún así, pueden extenderse bastante si lo que nos gusta es ir por ahí destruyendo cosas. En definitiva, un juego entretenido al que podemos dedicar diez minutos o toda una tarde. Los aficionados al género y los fans de la saga sabrán sacarle bastantes horas a las islas de Medici.