Que 2020 ha sido un año de mierda lo podemos decir aunque queden más de tres meses para que nos comamos las uvas. Ha sido un año que a los amantes del baloncesto nos pegó un puñetazo en la boca del estómago cuando apenas llevábamos unas semanas consumidas, con una noticia que nos negamos a creernos al principio, hasta que vimos confirmado en varios medios que Kobe Bryant, uno de los mejores jugadores de baloncesto de la historia, nos dejaba de manera prematura e injusta por culpa de un trágico accidente de helicóptero.
Por eso los que además del baloncesto amamos los videojuegos teníamos la esperanza de que este año, NBA 2K 21 con su entrega anual nos trajese un producto que además de servir de pequeño homenaje a la leyenda de la Mamba negra, revirtiera la tendencia a la autocomplacencia mostrada en los últimos años. Spoiler: No ha conseguido ni una cosa ni otra.
Antes de meternos en detalles queremos dejar clara una cosa. NBA 2K21 es posiblemente el mejor juego de baloncesto que se haya hecho nunca. Y lo es porque mejora algo a NBA 2K20 mientras este a su vez mejoraba también a la edición del año anterior. El problema es que estas tres ediciones han hecho tan poco cambios que apenas aportan mejoras. Y es que la conocida máxima que dice que cuando algo funciona es mejor no tocarlo, lleva aplicándose demasiado tiempo en esta franquicia.
En el aspecto jugable NBA 2K21 es impecable. Es capaz de recrear a la perfección todas las sensaciones que nos puede transmitir un partido de la NBA. El equipo de 2K sabe que en este sentido su trabajo es difícil de mejorar, y quizá eso sea el mayor hándicap de esta saga. A tenor por lo visto en los últimos años, no parece que haya mucho margen de mejora en este sentido.
El juego nos trae gráficos fotorrealistas que recrean casi a la perfección a la práctica totalidad de los integrantes de cada uno de los equipos NBA y WNBA. Además, el resto de ambientación tanto gráfica como sonora está al nivel de siempre, por lo que el conjunto sigue siendo una excelente experiencia baloncestística que colma las expectativas de los más exigentes. Por supuesto, a esta excelencia gráfica se le suma una naturalidad en los movimientos, una suavidad en las transiciones y una inteligencia artificial a la altura de todo lo anterior. El paquete completo por lo tanto nos proporciona una experiencia que se nos antoja difícilmente mejorable.
Pues precisamente ese. Que la comprensible falta de mejoras en el apartado técnico tendrían que haber redundado en novedades en otros terrenos. Y absolutamente todos los modos de juego que vemos en NBA 2K21 son heredados de la entrega anterior, que a su vez los trajo de su predecesor. Salvo un rediseño de menús y unos retoques de pintura aquí y allá la entrega de este año no supone ninguna novedad respecto al anterior. Un nuevo sistema de tiro con apuntado manual con el stick que a pesar de que nos va a desesperar en los primeros compases, es un paso más en la búsqueda del sistema perfecto que, en ese sentido sí, llevan buscando los chicos de Visual Concepts un año detrás de otro.
Es digno de mención que este año vuelve el medidor de potencia, que nos da una idea visual de cuando tenemos que soltar el stick -o el botón- para que nuestro tiro tenga más posibilidades de acabar en canasta. Si al final te decides por usar este nuevo sistema de apuntado manual, que se puede desactivar fácilmente, ármate de paciencia cuando veas tus tiros abiertos que deberían ser puntos fáciles convertidos en ladrillos. Aunque al principio el denominado modo Pro Stick era el elegido por VIsual Concepts para esta nueva entrega, las quejas de la parte de la comunidad que se sentían más cómodos con el tradicional botón y una reacción rápida de los desarrolladores ha terminado en un parche de actualización que convierte esa fábrica de ladrillos en algo opcional. Una decisión inteligente, pero que entierra a las primeras de cambio una de las mayores novedades de esta entrega.
Y aquí acaban esas novedades. Muy poco bagaje para un juego del que se espera mucho más. Quizá nos dejemos deslumbrar por el nuevo diseño del barrio, que esta vez abandona los suburbios de la ciudad y se traslada a la playa, en un vano intento de que todo nos parezca nuevo, como veremos un poco más adelante.
Los modos de juego que NBA 2K21 nos propone son exactamente los mismos que hemos visto en las dos ediciones anteriores. Mi Equipo, Mi Carrera y Mi Liga son los tres modos principales que repiten presencia y que se complementan con los modos de entrenamiento y partido amistoso que no pueden faltar en ningún simulador deportivo. Hace muchos años, cuando NBA 2K era una franquicia nueva que competía por el trono con NBA Live, además de proponer una jugabilidad novedosa y que nos atrajo a todos desde el principio, nos permitía también jugar a minijuegos tanto en el ahora testimonial modo Blacktop como en la cancha de entrenamiento. Circuitos que teníamos que recorrer en un tiempo determinado realizando algunos movimientos obligatorios, como giros con el balón, pasarnos este entre las piernas o cualquier otra virguería. Concursos de triples y mates jugables en cualquier momento para hacer que cualquier fin de semana fuese el All-Star y muchas opciones que han ido desapareciendo con el paso de las temporadas.
Es decir, desde que se presentó el entonces novedoso modo El Barrio, la serie NBA 2K ha sufrido una carencia absoluta de novedades sustanciosas, y seguro que no es por falta de ideas, puesto que la de esta franquicia es una de las comunidades más activas de todo el universo de videojuegos. Quizá apoyados en esta lealtad incondicional 2K se ha ido acomodando un año tras otro hasta llegar a un punto en el que el juego, a pesar de ser magnífico rezuma desidia por todas partes.
El modo Mi Carrera es uno de los que nos va a quitar más tiempo jugando a NBA 2K21, y algunas de las novedades que nos trae son las más jugosas de la entrega. Por primera vez tomaremos el control de un jugador desde su época de instituto hasta la NBA, pasando por supuesto por la NCAA, la liga universitaria que casi cuenta con tantos adeptos como su hermana mayor. En este modo asistiremos a la manida historia del joven que sueña con jugar al baloncesto profesional, con su trasfondo histórico y un par de decisiones a tomar que definirán nuestra personalidad y nuestra posición en el draft, y aunque esta película de nuestra vida antes de llegar a la NBA es por supuesto totalmente nueva, se echa en falta más variedad a la hora de tomar decisiones, y por supuesto no nos deja la sensación en ningún momento que ninguna de estas decisiones tomadas influya de verdad en nuestro futuro. Una vez acabado nuestro periplo universitario formaremos parte del equipo NBA que nos escoja en el draft y será el momento en el que podamos acceder al barrio.
Hemos dicho antes que nuestro barrio en esta entrega tiene un aspecto totalmente nuevo, puesto que esta vez se sitúa a orilla del océano. Pero este cambio, que podría haber sido más profundo, es únicamente un cambio de carcasa, puesto que todas las tiendas y establecimientos que encontramos dentro son prácticamente idénticos a la versión anterior. Un detalle para entender mejor esto es el gimnasio donde mejorar nuestras habilidades. Ni siquiera se han molestado en cambiar las cosas de sitio o darle un lavado de cara. Es exactamente el mismo que ya hemos visto antes. Y lo mismo pasa con la cancha de entrenamieto. En resumen la sensación que nos queda es de haber pagado un precio completo por una actualización de plantillas y un par de retoques menores.
Pero aunque seamos jugadores solitarios, el modo principal y que se lleva toda la atención de 2K es el modo Mi Equipo. Lo es en parte porque es donde más tentados estaremos de gastar (más) dinero real para hacer progresar a nuestros jugadores y equipo. Los ya conocidos sobres de jugadores y objetos son la manera de mejorar tanto unos como otro, y aunque es evidente que se pueden conseguir mediante nuestro progreso en el juego, necesitamos tantos balones dentro de canasta y tanta precisión para llegar a donde queremos que si nos metemos de lleno en este modo nos será muy difícil renunciar a la tentación de tomar atajos y usar unos pocos euros extra para conseguir antes nuestros objetivos. Las dichosas microtransacciones que tan poco populares son, pero que van a seguir ahí mientras haya jugadores dispuestos a rascarse otra vez el bolsillo después de haber pagado el juego.
En definitiva...
Estamos ante un grandísimo juego de baloncesto, que honra al deporte que representa trayéndonos una experiencia excelsa que nos hará sentirnos dentro de la pista por momentos. Pero además de representar a este deporte, NBA 2K21 también representa a la saga que le da nombre, y el camino que está tomando esta serie en los últimos años es realmente peligroso.
La absoluta falta de novedades desde hace unos años sumado a que en el aspecto de juego puro parece haber encontrado techo deja un poso de preocupación. Al jugador hay que ofrecerle algo más que un roster actualizado y unas cuantas camisetas nuevas para seguir teniendo su atención y su dinero, y eso es algo que 2K debe saber antes de aprenderlo por las malas. Queda un año para rectificar, pensar y construir un juego que, sobre la base de lo que ya tienen, devuelva la ilusión a unas gradas repletas de fans deseosos de volcarse al cien por cien con una franquicia a la que amamos.