La saga Life is Strange se ganó un merecido espacio en el salón de la fama de los videojuegos cuando se lanzó y consiguió que millones de jugadores de todo el mundo se engancharan a un género que en el aquel entonces no era muy popular. Sus desarrolladores de Dontnod Entertainment lograron catapultar un género de videojuegos en el que el jugador apenas juega, solo se mueve por los escenarios y descubre la historia poco a poco.
Pero lo que sí hizo Dontnod con Life is Strange es dar un máster de cómo diseñar una historia con cientos de ramificaciones, una historia que cambiaba dependiendo de las decisiones del jugador. Una aventura narrativa que te va contando la historia pero que con todas y cada una de tus decisiones, tu vas modulando de cierta manera. Eso hizo a Life is Strange tan popular, eso y la carga emocional que sus personajes e historias fueron capaces de transmitir.
Ahora llega Life is Strange True Colors, una nueva entrega en la saga de Square Enix, pero no a cargo de Dontnod sino de un nuevo estudio, Deck Nine (los creadores de Life is Strange: Before the Storm). Pero su resultado, podemos decir que se encuentra a la altura de las mejores entregas de Life is Strange, una nueva historia que ha vuelto a vuetlo a tocar nuestra fibra sensible y a atraparnos en su complejo árbol de decisiones.
La historia de Life is Strange: True Colors nos coloca en la piel de Alex Chen, una adolescente que no ha tenido una vida muy cómoda, sino que ha pasado de internado en internado y, además, acabó en una institución mental debido a una serie de peculiares episodios psíquicos. Afortunadamente, parece que su vida da un giro cuando su hermano mayor da con ella y la invita a irse a vivir con él, al pequeño pueblo de Haven Spring, en las montañas de Colorado.
Allí Alex, después de años de silencio y reclusión, recupera el contacto con su hermano Gabe, que se mudó a este pueblo en busca de su padre y donde ha reconstruido su vida con una nueva pareja y nuevos amigos. Todo es fantástico, pero Alex tendrá que luchar por contener su 'pequeño problema': el poder de la empatía. Como ocurre siempre en la saga Life is Strange, contamos con un pequeño ingrediente soibrenatural. En este caso, los poderes de Alex, su habilidad sobrenatural, le permite sentir, absorber y manipular los sentimientos más intensos que desarrollan los demás. Alex percibe estos sentimientos como un aura de colores que rodea a las personas.
Además, mientras Alex intenta acostumbrarse a su nueva vida y controlar su extraña habilidad, llega la catástrofe: su hermano muere en un extraño accidente y Alex tendrá que ser capaz de seguir adelante, pero para ello tiene que descubrir cómo ha muerto su hermano y, de paso, sacar a la luz unos cuantos secretos escondidos en Haven Springs. Y, por supuesto, el poder de la empatía le será muy útil para dar con la calve de esta compleja historia de relaciones humanas.
El director narrativo de Deck Nine Games, Jonathan Zimmerman, cuenta que el juego "surgió a partir de una cuestión que nos fascinó durante el desarrollo de Before the Storm: ¿cómo pueden los videojuegos servir como herramienta para explorar la empatía?". El tema de la empatía es el que trasciende por encima de toda la narración y tiene mucho que ver con el hecho de que el desarrollo del juego ha coincidido con la pandemia mundial que todavía padecemos: "Tras más de 17 meses de soledad, aislamiento y dolor a nivel mundial, nos conmueve muchísimo ofrecer una historia que trata sobre los vínculos humanos y la esperanza contra todo pronóstico", añade Zimmerman en un comunicado de prensa.
Y el juego está tan bien narrado y consigue conectar tanto con el jugador, como ocurría en las anteriores entregas de Life is Strange, que los sentimientos de los personajes, sus relaciones y las motivaciones de la protagonista te atrapan de una manera que pocos juegos consiguen. True Colors es una historia sobre los sentimientos, sobre la empatía, pero también una historia de superación personal y un drama sobre el camino de los adolescentes hacia la vida adulta.
Los jugadores de la saga Life is Strange van a sentirse como en casa con esta nueva entrega y en seguida se van a enamorar de sus personajes. Como en los juegos anteriores, explorar cada escenario nos otorgará múltiples sorpresas, además de recompensas. La habilidad de Alex para enfocar sobre las personas y detectar sus sentimientos, también sirve para enfocar en los entornos y encontrar cosas que han podido pasarnos desapercibidas.
Alex también cuenta con un diario, que será un elemento importante para ir recabando toda la información de la historia, nuestras relaciones con los personajes (unas relaciones que tendremos que cultivar poco a poco para conseguir una mayor confianza). Las relaciones estrechas que vayamos generando pueden llegar hasta entablar una relación amorosa con alguno de los personajes del juego. Y nos dejará elegir, entre Ryan o Steph.
Y todo sucede en una pequeña ciudad que está fantásticamente recreada, con una apartado gráfico apabullante. Como el juego tiene un ritmo muy pausado, invita a no tener mucha prisa para recorrerlo. Así, es fácil perderse por la ciudad, explorar todos sus rincones e intentar hablar con todos sus habitantes. Sabemos lo que hay que hacer para hacer avanzar la historia, pero hay veces que no tendremos prisa para precipitarlo. Muchas veces, el propio juego nos mete en los llamados 'momentos zen', que nos permiten disfrutar de una de las geniales canciones de su banda sonora, mientras observamos alguna escena especialmente emotiva.
No queremos dar muchos más detalles que el juego hace bien, porque entraríamos en spoilers sobre su narrativa, lo que supone el 95% de su experiencia. Pero si podemos decir que True Colors se encuentra a la altura de las mejores entregas de la saga Life is Strange, y eso es decir mucho. Por supuesto, te tiene que gustar el género si quieres disfrutarlo, pero todo cuenta con un trabajo fabuloso. El título cuenta con las voces de los actores originales en inglés pero con subtítulso en castellano.