Hace 20 años llegó la primera videoconsola de Microsoft, la primera Xbox, y llegó con un juego debajo del brazo que, de primeras, carecía de cualquier carisma o tirón comercial posible. Con el nombre de Halo: Combat Evolved y la imagen de una especie de súper soldado futurista en la portada, el juego de Bungie, un estudio que había llamado la atención por títulos como Oni o Marathon, no parecía aportar nada que no hubiéramos visto antes cuarenta veces. Pero las apariencias engañan.
Aquella epopeya espacial, protagonizada por un personaje sin rostro y con un nombre genérico muy raro (¿en serio, el Jefe Maestro?) se iba a meter en nuestros corazones. Halo resultó ser un shooter descomunal, el primer gran FPS en consola que nos convenció para dejar el ratón y el teclado y aferrarnos al mando a los amantes del género (aunque luego tendría una versión para PC igual o más exitosa que el título de consola). Un gameplay frenético y cargado de acción, pero contado con pausa y envuelto en una misteriosa historia de ciencia ficción maravillosamente construida. Paladeamos aquella primera gran historia del espacio que se desarrollaba en un mundo con forma de anillo poblado de monstruos alienígenas fanáticos en guerra contra lo que quedaba de la humanidad.
Y el Jefe Maestro y Halo se colaron en nuestras vidas, por su impactante campaña, su fino gameplay y su extraordinario multijugador. Y es que recuerdo con especial cariño cómo cargábamos con nuestras Xbox (una consola de un tamaño considerable) a casa de un amigo para conectar varias máquinas en red, con varios televisores, para echar partidas un fin de semana entero. Consolas conectadas con cables de red cuando Xbox Live todavía era un sueño. Y es que, ya en su primera entrega, Halo dejó claro que su experiencia sería igual de importante en la campaña como en la vertiente multijugador.
Halo Infinite ha llegado en un momento clave para la franquicia. Tras 20 años, un buen número de entregas de éxito y el cambio de testigo de Bungie Studios a 343 Industries muchas cosas han cambiado. Pero la llegada de la nueva generación de consolas, con Xbox Series X, requería de un golpe encima de la mesa, a pesar del fantástico título que resultó ser Halo 5: Guardians. Había mucho que demostrar, las expectativas estaban muy altas y por eso Microsoft decidió retrasar el lanzamiento de este nuevo juego, hasta que todo estuviera perfecto. Sabia decisión.
Halo Infinite es un juego mayúsculo. Es un shooter redondo que toma todo lo bueno de la saga, con un apartado técnico a la altura, pero que además consigue algo casi imposible: volver a los inicios, al sabor clásico de la primera entrega de Halo de hace veinte años, pero a la vez pegando un cambio sustancial al gameplay llevando el título al terreno del sandbox. Y esta tarea titánica y casi inimaginable se vuelve real.
Pasear por Halo Zeta es como volver al pasado, nos devuelve sensaciones de hace dos décadas, con esos enemigos covenant tan conocidos, comportándose como siempre, con esas armas en las manos del Jefe Maestro que todos sabemos cómo se comportan. Pero ahora 343 Industries nos lanza al conocido mundo abierto, donde los fans de los shooter de 2021 nos sentimos tan a gusto. Por eso, a pesar de los cambios, todo se siente familiar. Un anillo enorme, cargado de misiones por completar y tareas por hacer, dentro del traje de este Jefe Maestro rejuvenecido al que cumplir 20 años le ha sentado muy bien.
Y, luego hablaremos del multijugador, que llega en formato gratuito y abierto y pide paso entre los shooters online. De él os habla más adelante Masked Gamer, el héroe enmascarado de la redacción.
En este análisis de Halo Infinite me había propuesto no entrar en detalles de su historia, sino intentar hablar de mis sensaciones con la campaña de mundo abierto, que me han trasladado a principios de 2002 pero con la sensación de jugar a un título de última generación. Pero algo de contexto tendremos que poner y dar un par de pinceladas de los que vais a encontrar cuando aterricéis en Halo Zeta para limpiar el anillo de Desterrados. Como ya sabréis, el final de Halo 5 no acabó muy bien para el Jefe Maestro ni para Cortana (aquí no entro en más detalles, que no quiero spoilers innecesarios para quienes quieran jugarse estos dos últimos títulos del tirón). Halo Infinite comienza justo ahí, donde acabó la anterior entrega, con una Infinite destrozada por unos nuevos invitados a la batalla, los Desterrados.
Dos años después de aquello, el Jefe Maestro flota en el espacio hasta que un piloto de la UNSC superviviente de la batalla, encerrado en su Pelican, se topa con él y logra reanimarlo. A partir de aquí, nuestro héroe se embarca en una búsqueda por recuperar el control de Halo Zeta, con la ayuda de otra inteligencia artificial creada por la doctora Jenkins para desactivar a Cortana. Una historia repleta de preguntas que se irán desvelando a lo largo del juego y que crear una extraordinaria narrativa de ciencia ficción que nos ha atrapado como pocas entregas.
El campo de batalla abierto sobre la superficie de Halo Zeta está cargado de misiones, escaramuzas y batallas a tumba abierta para disfrutar de lo lindo de este extraordinario shooter, que además nos permite jugar y combinar con decenas de armas, explosivos y vehículos para movernos por el mapa y para destrozar emplazamientos enemigos. Todo con un ritmo frenético y extremadamente satisfactorio. Y, mientras abrimos y conquistamos el mapa que se abre ante nosotros, vamos conociendo mejor esta historia que gana por momentos y que nos presenta nuevos personajes, nuevos enemigos y resuelve viejas preguntas.
Y el Jefe Maestro cuenta ahora con un gancho en su brazo izquierdo, una fantástica y polivalente herramienta que le permite escalar de forma rápida a lugares altos o plataformas alejadas y que, tanto para moverse por el mapa, como para utilizar en combate, vale su peso en oro. A cualquier shooter le añades un gancho y la cosa solo puede mejorar. Además, el sistema de mejoras del Jefe Maestro también añade una capa de profundidad a un shooter que ya era bastante profundo.
Con motivo del 20 aniversario de Xbox, Microsoft se sacó de la manga un lanzamiento por sorpresa. El multijugador de Halo Infinite, que es completamente gratuito, pasaba a estar disponible, aunque fuera en versión beta, adelantándose al juego final. La sorpresa se había filtrado unas horas antes, pero esto no hizo que el impacto fuera menor, más aún cuando los jugadores se encontraron lo que se encontraron: una de las propuestas multijugador más sólidas de la actualidad, que huye de artificios absurdos e innecesarios para centrarse en lo que ha hecho especial al multi de los mejores Halo: una jugabilidad a prueba de bombas en la que el juego en equipo es la clave para la victoria.
¿En qué se traduce eso? Combates cerrados con múltiples armas e incluso vehículos de por medio, una letalidad baja y una pequeña/gran preocupación: acabar con el enemigo antes de que él acabe contigo. Con esto queremos decir que, aunque existen distintos modos de juego en el multijugador de Halo Infinite, lo importante siempre acaban siendo los enfrentamientos a cara de perro entre los jugadores, en los que la habilidad, reflejos y el conocimiento del mapa son puntos clave para conseguir la victoria.
Hay un toque de verticalidad, una amplia variedad de armas y montones de formas de jugar... Sin embargo, si no se juega en equipo es imposible alcanzar la victoria. Esto, unido a lo bien llevado del resto de elementos del multijugador de Halo Infinite, hacen que el juego comience a destacar. El diseño de mapas está pensado para ello, y por lo visto hasta ahora, parece que 343 Industries ha acertado.
Como se suele decir, en la mayoría de las ocasiones menos es más, y es una máxima que se aplica para la ocasión, porque se eliminan aspectos innecesarios y, al final, lo que importa eres tú, las armas que llevas, y los compañeros que te acompañan a la batalla. Solo con eso en mente espera algo épico. A esto además hay que añadir un código de red extraordinario, que permite jugar partidas sin problemas de conexión, ni de lag, y que además es capaz de encontrar partidas rápidamente. ¿Qué más se podría pedir?
Pues lo cierto es que sí que se podría pedir algo más a este multijugador de Halo Infinite, y es una progresión algo más trabajada. Se ha implementado un sistema de pase de batalla similar al de juegos como Warzone o Fortnite, en el que hay recompensas gratis para todos, aunque la mayoría estén reservadas a los jugadores del pase premium. Sin embargo resulta que se avanza por los niveles cumpliendo misiones específicas, en lugar de jugando partidas, por lo que el avance es, en muchas ocasiones, extremadamente lento.
Además a esto hay que añadir el hecho de que los elementos de personalización 'por defecto' son bastante escasos, haciendo que este pase de batalla se sienta casi como obligatorio para tener algo de variedad visual, aunque ninguno de los elementos que en él se 'reparten' tenga efectos en la jugabilidad... Con la salvedad de las fichas potenciadoras de experiencia y de sustitución de retos, que dan algo de ventaja a los suscriptores del pase de pago... Aunque solo sea con el objetivo de conseguir más elementos para tunear a tu spartan, sus armas o sus vehículos.
343 Industries ya ha afirmado que retrabajará este sistema, pero de inicio es lo que tendremos, al menos durante unos meses. Además serán meses ocupados, ya que llegarán muchos más mapas, modos de juego y novedades a un modo multijugador de Halo Infinite que no va a parar de crecer.
Estamos deseando comprobar cómo crece, porque este inicio es terriblemente prometedor.
Halo Infinite es exactamente lo que los fans de Halo esperaban y cumple con creces. La campaña es un sandbox enorme, divertido, ágil y cargado de contenido, y además acompañado de una historia que añade más épica y lore a una de las sagas de ciencia ficción mejor escritas de la historia de los videojuegos. Un gameplay bien diseñado, que recuerda a los mejores inicios de la saga y todo envuelto en un sandbox que expande su jugabilidad de una forma exquisita. 343 Industries ha dejado claro que Halo está en las mejores manos posibles. Y qué decir de su multijugador: una experiencia que encima se ofrece gratuita a los usuarios y que solo ha mostrado los inicios de lo que quiere llegar a ser.